Lorenzo y Sus Extrañas Aventura con la Comida Chatarra
Érase una vez en un alegre barrio de Buenos Aires, un niño llamado Lorenzo. Le encantaba jugar al fútbol con sus amigos y explorar el parque, pero había un pequeño problema: Lorenzo era muy fanático de la comida chatarra. Hamburguesas, papas fritas y golosinas eran sus compañeros diarios.
Un día, mientras Lorenzo disfrutaba de una hamburguesa en la plaza, sintió una extraña sensación en su estómago. Era como si algo estuviera moviéndose dentro de él. De repente, un pequeño ser, que parecía una mezcla entre una papita frita y un dulce de azúcar, salió de su boca y se quedó mirando a Lorenzo.
"¡Hola, Lorenzo! Soy Chati, el rey de la comida chatarra. ¡Tienes que ayudarme!"
"¿Ayudarte? Pero, ¿por qué?" preguntó Lorenzo, confundido.
"La comida chatarra me ha vuelto pequeño y débil. Si sigues comiendo así, pronto estaré atrapado en tu estómago para siempre" explicó Chati con una voz temblorosa.
Lorenzo se quedó pensando por un momento. Nunca había imaginado que la comida chatarra pudiera tener sentimientos.
"Está bien, Chati. ¿Qué necesitas que haga?"
"Necesitamos salir a la aventura para encontrar los ingredientes de una comida saludable. Si no los conseguimos, nunca más podré volver a ser fuerte."
Empezaron a caminar juntos. La primera parada fue el jardín de la abuela Rosa.
"Abuela, ¿podés darnos algunas verduras?" preguntó Lorenzo.
"¡Claro, mi amor! Aquí tenés zanahorias frescas y lechuga. Son muy buenas para vos, y para Chati también!" dijo la abuela, sonriendo.
Con las verduras en mano, continuaron su camino. Al llegar al mercado, encontraron al señor Don Fruta.
"¡Hola, Lorenzo! Y tú, ¿quién eres?" preguntó el señor.
"Soy Chati, el rey de la comida chatarra. Necesitamos frutas para ayudar a Lorenzo a sentirse bien y a mí, a volver a ser fuerte."
"Llevad, muchachos. Aquí tienen unas deliciosas manzanas y plátanos. A comer saludable se ha dicho!"
Lorenzo, emocionado por el reto, comenzó a entender que la comida saludable podía ser deliciosa. Regresaron rápidamente a casa, donde decidieron preparar una comida juntos.
Mientras cocinaban, Chati contaba historias de otros reyes de la comida chatarra que habían hecho lo mismo y vuelto a ser fuertes.
Al final, presentaron un colorido plato de ensalada con las verduras y frutas.
"¡Qué rico!" exclamó Lorenzo, mientras Chati se iluminaba como un lucero.
"¡Gracias, amigo! Ahora, con cada bocado de comida saludable que tomes, podré volver a ser fuerte y mis amigos también podrán salir de sus bocas!"
Lorenzo sonrió, sintiéndose orgulloso de sus elecciones. Desde ese día, decidió que comería más frutas y verduras y disfrutaría de la comida chatarra solo de vez en cuando.
"¡Adiós, Chati! Te prometo que seré más cuidadoso con lo que como."
"¡Adiós, Lorenzo! Recuerda, lo que comes te hace fuerte. ¡Hasta pronto!"
Y así, Lorenzo y Chati aprendieron juntos que la comida saludable no solo es deliciosa, sino que también es esencial para tener aventuras emocionantes y divertidas.
Desde ese momento, Lorenzo nunca volvió a mirar la comida chatarra de la misma manera, y siempre recordaba a su amigo Chati y su valiosa lección.
FIN.