Loro en Busca de Esperanza



Un día, en una selva vibrante y llena de vida, un loro llamado Loro Verde se sintió muy triste. Había presenciado cómo los árboles eran talados uno tras otro.

"¿Por qué hacen esto?" – se preguntaba, mirando cómo sus amigos los pájaros perdían sus hogares.

Decidido a encontrar un lugar mejor, Loro Verde voló hacia la costa. Al aterrizar, se encontró con una gaviota llamada Gaviota Grís.

"Hola, Gaviota Grís. ¿Por qué estás tan oscura?" – le preguntó el loro.

"Es el humo del mar, amigo. Las fábricas e industrias han llenado el aire de contaminación. Esto hace que el cielo siempre esté gris y yo, cubierta de hollín. Ya no puedo ver el sol como antes" – suspiró Gaviota Grís.

Loro Verde, decidido a ayudar, dijo:

"Vamos a buscar una solución. Tal vez en la sierra encontremos más amigos que nos puedan ayudar."

Ambos volaron hacia la sierra, donde encontraron a un cóndor llamado Cóndor Triste.

"¿Por qué estás tan triste, Cóndor Triste?" – le preguntaron.

"El río está contaminado. Mis amigos no pueden beber de él y los peces están desapareciendo. Me duele ver cómo todo cambia a peor" – lamentó Cóndor Triste.

Loro Verde se sintió aún más determinado:

"No podemos quedarnos parados. ¡Necesitamos hacer algo!"

En ese momento, un pingüino llamado Pingüito llegó.

"¿Qué les preocupa?" – preguntó curiosamente.

"El humo, el agua contaminada, los árboles que talan. Todo se vuelve peor día a día" – explicó Loro Verde.

Pingüito, con su sabiduría, dijo:

"Si nos unimos y hacemos ruido, tal vez podamos llamar la atención de todos. Juntos, podemos hacer que la gente escuche nuestro mensaje".

"Pero, ¿cómo lo hacemos?" – se preguntó Gaviota Grís.

"Tendremos que volar a las ciudades y contarle a los humanos lo que está pasando" – dijo Cóndor Triste, con un brillo de esperanza en sus ojos.

Así, los cuatro amigos formaron un equipo y volaron a la ciudad, llenos de valentía y determinación. En su camino, comenzaron a gritar juntos:

"¡Cuidemos nuestras selvas! ¡El aire y el agua deben estar limpios!"

Los ciudadanos que los escucharon se asomaron a sus ventanas y empezaron a tomar conciencia de la situación. Poco a poco, los adultos empezaron a unirse a la causa.

Vieron a los pájaros llenos de vida y entendieron que, si continuaban contaminando y talando, perderían a estos bellos seres y su hogar.

Algunas semanas después, la ciudad organizó un día de limpieza y plantación de árboles.

Loro Verde, Gaviota Grís, Cóndor Triste y Pingüito fueron los primeros en llegar, dándole al evento un espíritu festivo.

Los días pasaron y poco a poco, el río se fue limpiando y los árboles empezaron a crecer de nuevo. Gaviota Grís volvió a sentir el calor del sol sobre sus plumas, y Loro Verde pudo escuchar el canto alegre de otros pájaros en la selva.

"Mirá cómo regresa todo a la vida" – dijo Loro Verde, lleno de felicidad.

"Lo hicimos juntos!" – exclamó Gaviota Grís, en un vuelo acrobático.

"Sí, pero nunca debemos dejar de cuidar nuestro hogar. Juntos podemos hacer la diferencia." – afirmó Cóndor Triste.

Todos aprendieron que la unión hace la fuerza, y que si cuidamos nuestro entorno, podemos vivir en un mundo lleno de colores, aire limpio y ríos brillantes.

Y así, Loro Verde, Gaviota Grís, Cóndor Triste y Pingüito se convirtieron en los guardianes de la selva, la costa y la sierra, siempre alertas para proteger su hogar y “¡Cuidar de nuestro planeta! ”.

FIN.

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