Los 11 Amigos de la Guarde



Era un lindo día en la guarde de la Plaza de los Sueños. En la clase de 2 años, había 11 niños que estaban listos para vivir una aventura inolvidable. Su maestra, la Seño Carla, tenía preparada una jornada especial en el parque cercano.

"¡Buenos días, chicos!", saludó la Seño Carla. "Hoy vamos a picar algo riquísimo y luego vamos a jugar al parque. ¡Estoy muy emocionada!"

"¿Qué vamos a comer?", preguntó Tomás, el más curioso del grupo.

"Ricos sándwiches de mermelada y algunas galletas", respondió la Seño, sonriendo.

Los niños comenzaron a prepararse, cada uno con su mochila llena de sorpresas.

Mientras los chicos estaban entretenidos organizando sus cosas, llegó Ana, una niña nueva que había empezado en la guarde hacía poco.

"Hola, soy Ana", dijo tímidamente.

Los 11 niños se miraron entre sí.

"Hola, Ana, yo soy Lucas", dijo el niño de la gorra verde.

"Y yo soy Valentina", agregó emocionada una nena con trenzas.

"¡Formemos un círculo!", gritó Juani.

Los niños se agruparon en un círculo y comenzaron a presentarse uno por uno, científicamente orando a la invitada.

"¿Te gusta jugar?", preguntó Sofía.

"¡Sí!", respondió Ana.

"¡Entonces te vas a divertir mucho con nosotros!", dijo Mateo, un niño con una camiseta de superhéroes.

Después de presentaciones y algunos juegos sencillos, la Seño Carla llevó a los niños al parque.

"¡A correr!", exclamó la Seño mientras los niños salían disparados.

Comenzaron a jugar en el arenero, a tirarse por el tobogán y a hacer competencias de quién saltaba más lejos.

"¡Yo puedo saltar más que todos!", dijo Lucho, riendo y corriendo.

"¡Yo quiero probar!", gritó Ana entusiasmada.

Las risas y la algarabía llenaban el aire. Pero, de repente, un gato apareció entre los arbustos.

"¡Miren!", señaló Paula.

El gato, de color gris, miraba curioso a los niños.

"¡Yo quiero acariciarlo!", dijo Ana con emoción.

"¡Cuidado! No lo asustes!", advirtió Valentina.

Ana se acercó despacito y, en un momento, el gato se acercó también.

"¡Acariciémoslo!", sugirió Sofía.

Todos se sentaron en el suelo y, después de unos segundos, el gato decidió acercarse y se dejó acariciar por todos.

"¡Es tan suave!", exclamó Lucho.

Pero de repente, el gato se asustó por un ruido fuerte y escapó corriendo, haciendo que todos los niños se intranquilizaran.

"¡Oh no!", dijo Ana.

"¿Y si se pierde?", preguntó Tomás.

Los niños, preocupados por el gato, comenzaron a murmurar entre ellos.

"¡Vamos a ayudarlo!", determinó Mateo.

Todos se pusieron de pie y formaron una cadena con las manos, buscando al gato en el parque.

"¡Gatito! ¡Ven aquí, no tengas miedo!", llamaba Lucho.

"¡Gatito, aquí estamos!", gritaba Valentina, animando a los demás a seguir buscando.

Después de varios minutos de búsqueda, escucharon un leve maullido.

"¡Estaba detrás de ese árbol!", exclamó Sofía.

Los niños se acercaron suavemente y vieron al gato asustado. Ana fue la primera en acercarse de nuevo.

"No te vamos a hacer nada. Te queremos ayudar", dijo con voz dulce.

Con paciencia, los niños empezaron a ofrecerle pedacitos de sándwich.

"¡Mira! ¡Le gusta!", dijo Mateo, sonriendo al ver cómo el gato se iba acercando.

Finalmente, el gato se animó y se acercó a los niños.

"¡Lo logramos!", gritaron todos contentos.

Una vez que el gato se sintió seguro, se dejó acariciar por todos nuevamente.

"¡Ya no está asustado!", dijo Ana, con una gran sonrisa.

La Seño Carla observó emocionada cómo los 11 niños habían trabajado juntos para resolver la situación y ayudar al gatito.

"Hoy aprendieron una gran lección sobre la amistad y la empatía", dijo la Seño con orgullo.

Cuando terminó el día, los niños volvieron a la guarde cansados pero felices.

"¡Hoy fue el mejor día de todos!", dijo Lucho.

"Y ahora tenemos un nuevo amigo": Ana miró al gato que se había acercado para despedirse.

"¡Volvamos pronto!", exclama Paula, deseando volver a ver a su nuevo amiguito.

Y así, los 11 amigos aprendieron que no solo vale la pena divertirse, sino también ayudar y cuidar de aquellos que lo necesitan, haciendo de su día una experiencia inolvidable llena de risas y cariño.

FIN.

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