Los 7 guerreros y el dragón



En un reino lejano, rodeado de montañas y bosques llenos de misterio, vivían siete valientes guerreros. Cada uno de ellos tenía habilidades especiales: había un experto en arquería, un maestro espadachín, una guerrera con gran destreza en combate cuerpo a cuerpo, un sabio estratega, un poderoso mago, un fuerte defensor y un audaz explorador.

Un día, mientras entrenaban en la plaza del pueblo, se escuchó un gran estruendo. Los aldeanos corrían asustados, y el cielo se oscurecía con nubes de humo. Los guerreros se reunieron rápidamente para averiguar qué sucedía.

"¿Qué está pasando?" - preguntó Leonel, el experto en arquería, con su arco en mano.

"Un dragón ha aparecido y está destruyendo las cosechas en el valle!" - respondió Sara, la guerrera con gran destreza.

Los siete guerreros decidieron actuar de inmediato. Sabían que el dragón no solo amenazaba sus casas, sino también la comida que necesitaban para sobrevivir.

"No podemos dejar que esto siga así. Debemos enfrentar al dragón y encontrar una solución" - dijo Julián, el poderoso mago.

"Sí, pero necesitamos un plan. No podemos atacarlo sin conocernos mutuamente" - añadió Martina, la sabio estratega.

Así, los guerreros se sentaron en círculo y comenzaron a discutir. Una vez que se conocieron más a fondo, se dieron cuenta de que su fuerza radicaba en su amistad y trabajo en equipo. Decidieron combinar sus habilidades para abordar el problema:

"Yo puedo distraer al dragón desde la cima de la montaña con mis flechas", dijo Leonel.

"Mientras tanto, yo usaré mi magia para crear una ilusión de humo", propuso Julián.

"Yo me encargaré de proteger a los aldeanos en caso de que el dragón se encolerice", agregó Gabriel, el fuerte defensor.

"Yo exploraré el valle y buscaré la guarida del dragón para conocer su origen y debilidades", dijo Martín, el audaz explorador.

Con el plan claro, se dirigieron al lugar donde el dragón estaba causando estragos. Al llegar, el dragón, un gigante de escamas brillantes, se encontraba rugiendo y lanzando llamaradas.

"¿Quién osa interrumpir mi festín?" - tronó el dragón, mientras su mirada se posaba en los guerreros.

"¡Nosotros!" - respondió Sara, con determinación. "No venimos a pelear, sino a entender por qué atacás a nuestras tierras."

El dragón, sorprendido por la valentía y calma de los guerreros, pareció reconsiderar su actitud.

"He venido aquí porque estoy hambriento. Las tierras de este reino eran ricas en comida, pero la sequía las ha arruinado" - confesó el dragón, su tono cambiando de agresivo a triste.

"Entendemos tu dolor, pero hay maneras de solucionar esto sin dañar a los demás. Todos sufrimos por la sequía

FIN.

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