Los 7 Poderes Mágicos de la Psicóloga Rosa
Era un día soleado cuando la psicóloga Rosa, que trabajaba en el preescolar 'Pequeños Aventureros', decidió que era momento de ayudar a sus alumnos de una manera especial. Rosa amaba a sus estudiantes y quería que supieran cuidar de sí mismos. Pensó: '¿Qué mejor manera de enseñarles que con un toque de magia?' Así que fue al bosque a buscar algo que podía darles.
Después de una caminata, Rosa encontró un árbol gigante y mágico, que brillaba con una luz dorada. Al acercarse, unas ramas comenzaron a moverse, y una voz profunda emergió del tronco.
"¿Quién interrumpe mi paz?" - preguntó el árbol.
"Soy la psicóloga Rosa, y quiero ayudar a mis estudiantes a cuidar de sí mismos. ¿Podrías darme algo mágico para hacerlo?" - respondió Rosa con voz firme.
"Dame un momento, noble mujer" - dijo el árbol.
Las ramas se movieron nuevamente, y del interior del tronco aparecieron siete pequeñas luces brillantes, cada una representando un poder mágico.
"Estos son los 7 poderes que buscas. Hablales a tus alumnos, y ellos aprenderán a usarlos" - explicó el árbol. Y así, Rosa regresó al preescolar con los poderes en sus manos.
Al día siguiente, en el aula, Rosa se sentó con sus alumnos alrededor de una mesa larga.
"Buenos días, pequeños aventureros. Hoy les traigo algo muy especial" - comenzó Rosa, mostrando las luces mágicas.
Los niños miraron asombrados.
"Son siete poderes mágicos que los ayudarán a ser valientes y cuidadosos" - dijo. "¡Vamos a descubrirlos juntos!" -
El primero era el Poder de la Escucha.
"Este poder les ayudará a estar atentos a lo que sucede a su alrededor. Si escuchan atentamente, podrán notar si alguien extraño se acerca" - explicó Rosa.
Los niños practicaron escuchando sonidos del patio: el canto de los pájaros, el susurro del viento.
El segundo poder era el Poder de la Comunicación.
"Con este poder, podrán expresar lo que sienten. Si algo les preocupa, ¡siempre deben decirlo!" - dijo Rosa.
Los niños levantaron la mano y compartieron experiencias sobre cómo habían hablado con sus papás cuando se perdieron en el super.
El tercer poder era la Observación.
"Observar bien es importante. Si ven algo raro o desconocido, deben contarlo" - dijo. Los pequeños aprendieron a observar cada rincón del aula y el patio.
El cuarto poder era el Poder del Juguete Amigo.
"Cuando juegan, deben asegurarse de no dejar sus juguetes en lugares peligrosos. Siempre tengan un juguete que los recuerde volver a casa" - les dijo Rosa.
El quinto poder era el Poder del Plan.
"Antes de ir a algún lado, piensen en un plan. Si se van al parque, digan: 'Si me pierdo, buscaré a la señora Rosa o a un adulto que conozca'" - dijo.
Los niños hicieron un juego de rol, como si estuvieran perdidos en un lugar nuevo, y se ayudaron a recordar el plan.
El sexto poder era el Poder del Valor.
"Ser valiente no significa no tener miedo. Significa hacer lo correcto a pesar del miedo. Si alguien les da miedo, díganles que se vayan" - enseñó Rosa.
Los niños valientes compartieron situaciones en las que tuvieron que ser fuertes.
Finalmente, llegó el séptimo poder: el Poder de la Imaginación.
"Este poder les ayudará a crear historias y a soñar. Pero también deben imaginar soluciones a problemas y cuidarse" - dijo Rosa.
Les pidió que crearan una historia sobre un niño que se perdió pero logra volver a casa utilizando sus poderes mágicos. Juntos, los niños narraron la aventura de un pequeño héroe, y así, utilizaron todos los poderes aprendidos.
Durante la semana, los alumnos comenzaron a practicar estos poderes, creando una leyenda en su preescolar sobre los "Pequeños Superhéroes". Cada vez que alguien utilizaba uno de los poderes en situaciones reales, sus compañeros lo aplaudían y se sentían más empoderados.
Un día, mientras jugaban en el parque, una niña se dio cuenta que no podía ver a su mamá y sintió un poco de miedo. Recordó el Poder del Plan y buscó a un adulto con una camiseta rosa.
"¿Usted puede ayudarme? No encuentro a mi mamá" - le dijo. El adulto la llevó a la entrada del parque donde había un puesto de información, y allí estaba su mamá. La niña se sintió muy orgullosa de sí misma.
Al volver al preescolar, todos los niños celebraron el éxito de su amiga. Rosa sonreía, sabiendo que sus poderes mágicos estaban cumpliendo su propósito.
Así, los 'Pequeños Aventureros', como se llamaban, aprendieron no solo a cuidarse, sino a ser amigos entre ellos, apoyándose en sus habilidades mágicas, convirtiéndose en verdaderos guardianes de sí mismos.
Y cada vez que se sentían inseguros, recordaban a la bibliotecaria mágica, la psicóloga Rosa, quien había cambiado sus vidas con solo compartir 7 pequeños secretos que les darían poder.
FIN.