Los acordes de la libertad



En un pequeño pueblo de Argentina llamado Arcoiris, había un grupo de amigos que compartían una pasión: la música.

Tomás, un talentoso guitarrista, Lucía, una inigualable violinista, y Mateo, un inquieto percusionista, se reunían todos los días en la plaza para tocar y disfrutar de las melodías que llenaban su corazón. Pero un día, todo cambió. El gobierno estableció una ley que prohibía toda forma de arte y expresión. ‘Esto no puede estar pasando’, dijo Lucía con tristeza.

‘La música es nuestra voz, no podemos quedarnos de brazos cruzados’. -‘Tenemos que hacer algo’, propuso Mateo. ‘No permitiremos que nos silencien’. El grupo decidió que iban a luchar por lo que creían, así que formaron un plan audaz.

Por las noches, se escondían en el bosque con sus instrumentos, tocando melodías celosamente guardadas. Pronto, se dieron cuenta de que otros chicos se unieron a ellos, al tiempo que se formaba un pequeño movimiento de resistencia.

Un día, mientras practicaban una nueva canción bajo la luz de la luna, un misterioso anciano se acercó. - '¿Qué hacen aquí a estas horas?', preguntó. - 'Estamos recuperando nuestra voz', respondió Tomás. Al enterarse de sus intenciones, el anciano sonrió.

- 'Los tiempos oscuros necesitan del brillo de los valientes. Yo también fui músico en mi juventud y me gustaría ayudarles'. Con su sabiduría, les enseñó a componer una canción que hablaba de la libertad y la unión del pueblo.

Juntos, hicieron un plan: tocarían su canción en el pueblo el día de la fiesta local. Al amanecer de la fiesta, nerviosos pero emocionados, el grupo se subió al escenario.

Cuando empezaron a tocar la melodía que habían creado, otros jóvenes se unieron espontáneamente, llenando el aire de voces e instrumentos. - '¡No más silencio!', gritó Mateo, y sus palabras resonaron en todos los corazones presentes. La alegría y la música contagiaran a todos los habitantes.

El pueblo comenzó a bailar y celebrar, y la energía se sintió incluso por los soldados del gobierno. Al ver la unión y el rechazo de la comunidad, los soldados no pudieron evitar sonreír, dejando de lado sus armaduras.

Al final de la canción, el anciano se acercó a los chicos y les dijo: - 'No sólo han hecho música, han recordado lo que significa ser libre, y eso es más poderoso que cualquier ley'.

El gobierno se dio cuenta de que era imposible silenciar a un pueblo que se unía por amor al arte. A partir de entonces, la música y la expresión artística volvieron a florecer en Arcoiris.

El grupo de amigos se convirtió en el símbolo de un movimiento que exploraba la libertad de expresión en todas sus formas, inspirando a otros jóvenes en todo el país.

Desde ese día, siempre recordarán cómo el poder de la música les permitió recuperar su voz y luchar juntos por un futuro donde la libertad fuera la melodía que nunca se detendría.

FIN.

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