Los Amigos de la Escuela Mágica



En un colorido bosque, se encuentra la Escuela Mágica de Animales, donde cada criatura tiene su propio talento especial. Un día, el profesor Búho convoca a todos sus estudiantes para una reunión emocionante.

- ¡Atención, atención, mis queridísimos alumnos! - dice el profesor Búho, con su característico tono sabio. - Hoy tenemos una gran misión: ¡vamos a organizar la Feria de la Diversión! Necesitamos que cada uno aporta su talento para hacerla inolvidable.

Todos los animales se entusiasman y empiezan a platicar sobre lo que pueden hacer. La encantadora Coneja, con sus habilidades de acrobacia, dice:

- Yo puedo hacer saltos acrobáticos increíbles, ¡será divertido!

El simpático Mono, que siempre tiene una broma lista, agrega:

- ¡Yo puedo hacer reír a todos con mis payasadas!

Pero, entre los animales, hay uno que se siente tímido: el Tortugo, que cree que no tiene nada especial que ofrecer.

- Yo... no soy bueno en nada - murmura, mirando hacia el suelo.

- ¡Eso no es verdad, Tortugo! - le anima la ardilla, moviendo su colita. - Seguro que tienes algún talento oculto.

Con voz temblorosa, Tortugo responde:

- Me gustaría ayudar, pero no sé cómo.

La aventura comienza cuando el grupo decide que cada uno tiene que buscar la forma de contribuir. Luego de varios ensayos, el Mono y la Coneja realizan un espectáculo espectacular, ¡pero a pesar de las risas, el Tortugo se queda atrás!

Un día, mientras todos están practicando, ocurren cosas inesperadas. El Mono se cuelga de un árbol, pero se queda atrapado en una rama.

- ¡Ayuda, ayuda! - grita el Mono, y todos los animales se agitan tratando de ayudarlo.

- ¡Yo no puedo hacer nada! - llora el Tortugo, sintiéndose inútil. Pero justo en ese momento, se le ocurre una idea.

- ¡Espera! - grita. - Si todos empujamos el árbol, tal vez el Mono pueda liberarse.

Los animales, poco convencidos pero sin opciones, comienzan a empujar con todas sus fuerzas. Tortugo toma impulso, y con su esfuerzo, empuja también.

- ¡Uno, dos, tres! - cuentan todos juntos, y al final, logran liberar al Mono, que agradecido, dice:

- ¡Tortugo, sos un genio! Nunca pensé que tendrías esta idea.

Tortugo, al escuchar esto, empieza a sentirse parte del grupo. Con el tiempo, se da cuenta de que su esfuerzo y buena idea había sido clave en el momento de crisis.

Así que, al siguiente ensayo, Tortugo se presenta con un plan:

- ¿Qué tal si hacemos un juego donde todos tengan que trabajar juntos? Cada uno aporta lo suyo, ¡y será una gran sorpresa para la feria!

Los demás lo miran con curiosidad, y juntos comienzan a trabajar en la idea de Tortugo. Cada animal contribuye: el Mono con su risas, la Coneja con su acrobacia, y Tortugo organiza las actividades.

Finalmente, llega el día de la gran Feria de la Diversión. Todos van a ver el espectáculo, que es una mezcla de risas, acrobacias y juegos en los que todos participan.

Al final del evento, el profesor Búho se acerca y dice:

- Estoy muy orgulloso de ustedes. Hoy han aprendido que cada uno, sin importar cuán pequeño se sienta, tiene un rol importante en equipo. ¡Todos son únicos y especiales a su manera!

Tortugo sonríe y mira a sus amigos, con su mente llena de ideas sobre lo que podrán hacer juntos en el futuro. Desde ese día, nadie volvió a dudar del valor de Tortugo y juntos continuaron creando y divirtiéndose en su Escuela Mágica.

Y así, el Tortugo descubrió no solo su talento, sino también el poder de la amistad y el trabajo en equipo.

FIN.

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