Los amigos de Lola


Había una vez tres amigas inseparables: Lola, Joaquín y Laura. Siempre estaban juntas, compartiendo risas y aventuras. Un día, mientras paseaban por el parque, Lola se detuvo de repente.

"Chicos, me siento muy cansada", dijo Lola con voz triste. Joaquín y Laura se preocuparon al ver a su amiga tan agotada. Le preguntaron qué le pasaba y ella les confesó que no había podido dormir bien en varios días.

"No sé qué hacer para poder dormir mejor", lamentó Lola. Joaquín tuvo una idea brillante. Recordó que su abuela solía contarle historias antes de dormir para ayudarlo a conciliar el sueño. Así que propuso a sus amigas hacer lo mismo por Lola esa noche.

"¡Eso es genial!", exclamó Laura emocionada. La noche llegó pronto y las tres amigas se reunieron en la casa de Lola para cumplir con su plan.

Mientras Joaquín preparaba un té relajante para Lola, Laura tomó un libro infantil lleno de cuentos mágicos. "¿Cuál quieres escuchar primero?", preguntó Laura sonriendo. Lola eligió un cuento sobre una princesa valiente que enfrentaba sus miedos y lograba grandes hazañas.

Las palabras dulces de Laura la envolvieron como una cálida manta y poco a poco comenzó a sentirse más tranquila. Después del cuento, Joaquín sugirió hacer ejercicios de respiración profunda para relajar aún más a Lola.

Juntos siguieron las instrucciones hasta que los ojos de Lola se cerraron y su respiración se hizo más lenta. "Creo que funcionó", susurró Joaquín sonriendo. Lola dormía profundamente, con una sonrisa en los labios.

Las tres amigas se sintieron felices por haber ayudado a su amiga a dormir mejor esa noche. Pero la historia no termina ahí. La semana siguiente, cuando paseaban por el parque nuevamente, Laura fue quien se detuvo de repente.

"Chicos, ¿se acuerdan del día que ayudamos a Lola a dormir mejor?", preguntó Laura emocionada. Joaquín y Lola asintieron sin entender muy bien adonde iba Laura con eso. "Pues resulta que esa noche yo también pude dormir como un bebé gracias a ustedes dos", confesó Laura sonriendo ampliamente.

Las tres amigas rieron juntas y abrazadas. Se dieron cuenta de que la ayuda mutua era una gran herramienta para enfrentar cualquier problema. Desde entonces, nunca dejaron de apoyarse las unas a las otras en todo lo que necesitaban.

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