Los Amigos del Bosque



Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de colinas y bosques, dos niños llamados Lucas y Sofía. Eran inseparables y siempre buscaban aventuras. Un día, decidieron explorar el bosque cercano, atraídos por la curiosidad y la promesa de encontrar tesoros ocultos.

"¡Vamos, Lucas! Seguro que encontramos algo increíble", dijo Sofía con una sonrisa entusiasta.

"Sí! Pero no nos alejemos demasiado de casa", respondió Lucas, un poco preocupado.

Sin darse cuenta, los niños se adentraron más y más en el bosque, siguiendo a un pájaro colorido que los guiaba. Se reían y jugaban, olvidando completamente el tiempo que pasaba. Sin embargo, cuando decidieron regresar, se dieron cuenta de que no sabían cómo volver.

"¿Dónde estamos?", preguntó Sofía, mirando a su alrededor con un tono de preocupación.

"No lo sé", respondió Lucas, sintiendo un nudo en el estómago.

Mientras buscaban una salida, se encontraron con un pequeño perrito que los miraba con curiosidad. Tenía el pelaje suave y un collar azul. Lucas se agachó y lo acarició.

"¡Mira, Sofía! Un perrito! Se ve amigable", exclamó Lucas.

"¡Hola, pequeño!", dijo Sofía, agachándose también.

El perrito movió la cola con alegría y pareciese comprender que necesitaban ayuda. Empezó a correr en círculos, y los niños decidieron seguirlo. Pero a medida que avanzaban, el ambiente se tornó oscuro y misterioso.

"¿No te parece extraño?", preguntó Lucas, sintiendo una pizca de miedo.

"Quizás debería haberme quedado en casa", dijo Sofía, un poco asustada.

De repente, un viento fuerte hizo que los árboles susurraran, y del fondo del bosque apareció una figura esquelética: era una bruja con una sonrisa maliciosa.

"¡Hola, niños!", gritó la bruja. "¿Qué hacen solitos en el bosque?"

"¡Nos hemos perdido!" gritó Sofía.

"Quizás yo podría darles una mano...en mi cabaña", dijo la bruja con un tono engañoso.

El perrito se interponía entre ellos y la bruja, mostrando sus dientes. Lucía feroz a pesar de su pequeño tamaño.

"¡No! No queremos ir!", gritó Lucas, asustado, mientras se aferraba a la mano de Sofía.

"¡Váyanse de aquí, bruja!", ladró el perrito con valentía, mostrando que era más feroz de lo que parecía.

La bruja, sorprendida por el coraje del perrito, retrocedió un paso.

"¡E-Ese perrito no debería tener tanto valor!", balbuceó, antes de desaparecer en una nube de humo.

Los niños soltaron un suspiro de alivio.

"¡Lo lograste! ¡Eres nuestro héroe!", le dijeron al perrito, abrazándolo.

Con el camino libre, el perrito empezó a guiar a Lucas y Sofía de regreso a casa. Corrieron y saltaron, riendo por la aventura que habían vivido.

Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, llegaron a su pueblo.

"¡Estamos en casa!", gritó Sofía feliz, mirando a su alrededor.

"Y gracias a nuestro nuevo amigo", añadió Lucas, acariciando al perrito.

Aquella noche, los niños decidieron adoptar al perrito y lo nombraron —"Brave" , en honor a su valentía. Juntos vivieron muchas más aventuras, recordando siempre que, aunque a veces se pueden perder, la amistad y el coraje siempre te llevarán de regreso a casa.

Y así, Lucas, Sofía y Brave formaron un equipo inseparable, explorando el mundo con alegría, cuidando unos de otros. Aprendieron que la verdadera amistad es valiosa y que siempre deben cuidarse mutuamente, sin importar cuán osado sea el camino que elijan seguir.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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