Los amigos del bosque encantado
Había una vez en un tranquilo pueblo llamado Colorino, cinco amigos inseparables: Juan, Isaac, Ferrer, Christian y un pequeño gato llamado Terror. Aunque todos eran muy distintos, su amistad era fuerte y los unía en aventuras.
Un día, mientras exploraban el bosque encantado al borde del pueblo, encontraron un viejo mapa detrás de un roble gigante.
"Miren lo que encontré!" - gritó Juan, emocionado.
"¿Qué es eso?" - preguntó Isaac, mirando de cerca.
"Parece un mapa del tesoro!" - exclamó Ferrer.
"¿De verdad? Vamos a buscarlo!" - dijo Christian, saltando de alegría.
Todos se pusieron de acuerdo y decidieron seguir el mapa. El bosquecillo estaba lleno de maravillas: flores de colores brillantes, mariposas danzantes y un arroyo que murmuraba suavemente.
Mientras caminaban, se encontraron con un viejo búho que los observaba con curiosidad.
"Hola, pequeños exploradores. ¿A dónde van tan rápido?" - preguntó el búho.
"Estamos buscando un tesoro!" - respondió Isaac.
"¿Y saben qué es un tesoro?" - preguntó el búho.
- “¡Un montón de oro y joyas!" - respondió Ferrer emocionado.
"No exactamente. Un verdadero tesoro es algo que nunca se acaba: la amistad, la valentía y la sabiduría." - dijo el búho.
Los amigos se miraron un poco confundidos, pero decidieron seguir su camino. Mientras seguían el mapa, pasaron por un claro lleno de flores.
"Miren estas flores. Son hermosas," - comentó Christian.
"Deberíamos recoger algunas para llevar a casa,” - dijo Juan.
"Pero si hacemos eso, se van a marchitar y no florecerán más nunca,” - sugirió Isaac.
"Tienes razón, mejor las dejamos aquí para que todos puedan disfrutar de su belleza," - respondió Ferrer.
Y así lo hicieron.
Más adelante, se encontraron con un riachuelo.
"No podemos cruzar, el agua es muy profunda," - dijo Juan.
"¿Qué hacemos entonces?" - preguntó Ferrer, un poco asustado.
"Podemos construir un puente con esas ramas de allí,” - sugirió Christian.
"Buena idea!" - respondió Isaac.
Los cinco amigos recolectaron ramas y, usando su ingenio, construyeron un pequeño puente. Una vez cruzado, se dieron cuenta de lo importante que era trabajar juntos.
"La próxima vez que tengamos un problema, recordemos que juntos somos más fuertes!" - dijo Juan.
The adventure continued until they reached a large rock with strange markings.
"¡Miren eso!" - dijo Ferrer, apuntando.
"Parece que debemos resolver un acertijo para continuar," - aclaró Isaac.
"Dice: 'Soy algo que siempre avanza, no se detiene ni un instante. ¿Qué soy?'" - leyó Christian.
"¿El tiempo?" - sugirió Terror, el gato, que hasta ese entonces había estado en silencio.
- “¡Es correcto, gran amigo! ” - exclamó Juan.
El gran rock se movió y reveló una cueva oculta. Dentro, encontraron un cofre antiguo repleto de cartas.
"¿Dónde está el oro?" - se preguntaron los amigos, decepcionados.
"Espera, quizás estas cartas todavía son un tesoro," - sugirió Ferrer, abriendo una.
Las cartas contenían historias de valor y amistad escritas por otros jóvenes exploradores que habían pasado por el bosque antes que ellos.
"Este es un verdadero tesoro," - dijo Isaac, con una sonrisa.
"Son vivencias y lecciones que nunca olvidaremos," - agregó Christian.
"Así como el búho dijo, esto es la verdadera riqueza," - concluyó Juan.
Entusiasmados, decidieron llevarse una copia de las letras y dejar el cofre en su lugar para los futuros exploradores. Así, regresaron a casa con una nueva comprensión de lo que realmente significa encontrar un tesoro.
Desde ese día, continuaron disfrutando de sus aventuras en el bosque, recordando siempre que el valor de la amistad no tiene precio.
FIN.