Los Amigos del Espacio


Los niños estaban en el recreo cuando de repente, uno de ellos vio algo extraño en el pasto. Se acercó y descubrió que era una nave espacial en miniatura. Los demás niños se acercaron para verla también.

- ¡Guau! ¿De dónde salió esto? - preguntó Martín. - No sé, pero parece real - respondió Sofía mientras examinaba la nave con detenimiento. La nave tenía detalles increíbles y parecía estar hecha de materiales muy avanzados.

Pero lo más sorprendente fue lo que sucedió a continuación: un pequeño ser verde apareció desde adentro de la nave. - ¡Hola! Soy Zorg, un extraterrestre amigable - dijo el pequeño ser con una sonrisa.

Los niños no podían creer lo que veían sus ojos. Habían encontrado una nave espacial y conocido a un extraterrestre real.

Zorg les explicó que estaba viajando por el universo recolectando muestras de diferentes planetas cuando su nave se dañó y tuvo que aterrizar en la Tierra. Los niños estaban emocionados por conocer a alguien tan especial como Zorg, así que decidieron llevarlo al salón de clases para mostrarle al resto de sus compañeros.

Pero antes debían asegurarse de no llamar la atención del director ni los maestros. - Tenemos que mantener esto en secreto - dijo Ana con preocupación-. Si alguien nos ve con una nave espacial y un extraterrestre, podríamos meternos en problemas.

Zorg asintió con tristeza pero entendió las precauciones necesarias para mantenerse oculto. Los niños pusieron la nave y a Zorg en una caja de cartón para llevarlos al salón sin llamar la atención. Una vez allí, mostraron la nave y a Zorg a sus compañeros.

- ¡Guau! - exclamó el resto de los niños al ver la nave espacial y al pequeño extraterrestre. Los niños pasaron horas hablando con Zorg e intercambiando información sobre sus planetas natales.

Aprendieron que aunque venían de lugares muy diferentes, había muchas similitudes entre ellos. Los niños también aprendieron sobre tecnología avanzada, viajes espaciales y cómo cuidar su planeta. Pero luego llegó el momento en que debían despedirse de Zorg.

Los niños estaban tristes por tener que dejar ir a su nuevo amigo, pero sabían que tenía que continuar su viaje por el universo. - Gracias por ser tan amigables conmigo - dijo Zorg mientras se despedía-. Nunca olvidaré esta experiencia maravillosa.

Los niños regresaron a casa ese día con un recuerdo inolvidable y una nueva perspectiva del universo. Sabían ahora que no estaban solos en este vasto cosmos y que había mucho más por descubrir ahí afuera.

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