Los amigos del semáforo



Había una vez en el colorido pueblo de Arcoiris, un grupo de amigos muy curiosos y aventureros. Estaban conformados por Rojito, Verde, Amarillo y Azulita, quienes vivían juntos en una pequeña cabaña al lado del camino principal.

Un día soleado, mientras jugaban cerca de la calle principal del pueblo, vieron algo muy interesante al otro lado: ¡un parque lleno de juegos increíbles! Pero había un problema: tenían que cruzar la calle para llegar allí.

Rojito era el más valiente del grupo y siempre estaba dispuesto a tomar riesgos. Sin embargo, los demás amigos eran más cautelosos y no querían correr ningún peligro. Por eso decidieron buscar una solución juntos.

"Chicos" , dijo Verde con entusiasmo, "he oído hablar sobre el semáforo. Esas luces mágicas nos ayudarán a cruzar la calle sin problemas". Los demás miraron a Verde con curiosidad mientras él les explicaba cómo funcionaba el semáforo.

"El semáforo tiene tres colores: rojo, amarillo y verde", continuó Verde. "Cuando está en rojo significa que debemos detenernos; cuando está en amarillo significa precaución y cuando está en verde podemos cruzar tranquilamente". Amarillo se puso contento por saber que existía una forma segura de cruzar la calle.

Azulita también sonrió emocionada mientras Rojito asentía con seriedad. Decidieron ir al centro del pueblo para aprender más sobre el semáforo. Encontraron un señor llamado Don Simón quien les enseñó todo lo que necesitaban saber.

"Recuerden siempre mirar a ambos lados antes de cruzar, incluso si el semáforo está en verde", les recomendó Don Simón. "Nunca se sabe qué puede pasar". Los amigos agradecieron los consejos y regresaron a su cabaña con muchas ganas de practicar lo aprendido.

Sabían que debían ser responsables para poder disfrutar del parque sin preocupaciones. Los días pasaron y los amigos se esforzaron en aprender sobre el semáforo.

Practicaban diciendo en voz alta cuál era el color correcto cada vez que veían uno mientras jugaban cerca de la calle principal.

Un día, cuando Rojito estaba por cruzar la calle hacia el parque, algo inesperado ocurrió: ¡el semáforo comenzó a fallar! Las luces cambiaban rápidamente y los colores se mezclaban confundiendo a todos los peatones. Rojito no sabía qué hacer y sintió miedo. Pero recordó las enseñanzas de sus amigos y decidió detenerse hasta que todo estuviera claro.

En ese momento, Amarillo corrió hacia él gritando: "¡Espera, Rojito! ¡No cruces todavía!". Amarillo había pensado rápido y recordó cómo funcionaba el semáforo aun cuando las luces estuvieran locas. Juntos esperaron pacientemente hasta que las luces volvieron a su funcionamiento normal. Finalmente, vieron cómo el semáforo mostraba luz verde.

Cruzaron la calle juntos sin problemas gracias al conocimiento adquirido sobre los colores del semáforo. Llegaron al hermoso parque lleno de juegos y se divirtieron durante horas.

Pero lo más importante, los amigos aprendieron que la seguridad es lo primero al cruzar la calle. Desde ese día, Rojito, Verde, Amarillo y Azulita siempre fueron muy cuidadosos al caminar cerca de una calle.

Recordaban las enseñanzas sobre los colores del semáforo y nunca olvidaron mirar a ambos lados antes de cruzar. Y así, gracias a su conocimiento y responsabilidad, los amigos disfrutaron de muchas aventuras sin poner en peligro sus vidas.

Y cada vez que veían un semáforo recordaban con alegría cómo aprendieron juntos a reconocer los colores para poder cruzar la calle a salvo.

FIN.

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