Los amigos fantasma



Había una vez en la plaza del barrio, tres simpáticos fantasmas llamados Filiberto, Jacinta y Eustaquio. Cada noche, al oscurecer, se reunían para contar historias y jugar. A pesar de ser fantasmas, su objetivo era hacer amigos y pasarlo bien.

Un día, mientras jugaban al escondite, escucharon sollozos provenientes de un banco. Al acercarse, descubrieron a Martina, una niña triste y solitaria. Los tres fantasmas decidieron ayudarla y, después de algunas travesuras, lograron sacarle una sonrisa.

Martina, agradecida, les contó que se sentía sola porque era nueva en el barrio y no conocía a nadie. Los fantasmas le propusieron enseñarle a hacer amigos. Juntos, recorrieron la plaza interactuando con otros niños. Pronto, Martina se hizo de varios amigos.

Los fantasmas, felices por haber ayudado a Martina, comprendieron que la verdadera amistad no conocía barreras ni limitaciones. A partir de ese día, la plaza se llenó de risas y juegos, convirtiéndose en un lugar de diversión para todos.

Los amigos fantasma, Martina y los demás niños aprendieron que la amistad puede surgir en los momentos más inesperados y que la verdadera magia reside en la generosidad y el compañerismo.

FIN.

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