Los amigos felinos


Había una vez en un pequeño pueblo, tres gatitos muy diferentes entre sí. El primero era Tomás, un gatito negro con ojos amarillos, ágil y curioso, le encantaba explorar cada rincón del vecindario.

El segundo era Luna, una gatita blanca y esponjosa con ojos azules, tranquila y cariñosa, siempre buscando brindar afecto a quien estuviera cerca. Y finalmente estaba Simón, un gato atigrado de color gris, hiperactivo y juguetón, amante de la diversión y las travesuras.

Un día, los tres gatitos se encontraron en el parque mientras perseguían una mariposa. -Hola, soy Tomás, ¿quién eres tú? -preguntó el gatito negro con entusiasmo. -Yo soy Luna, es un placer conocerte -respondió la gatita blanca con amabilidad.

-¡Ey, ey, ey! ¡Soy Simón, y estoy buscando más amigos para jugar! -exclamó el gato atigrado con emoción. A pesar de sus diferencias, los gatitos se hicieron amigos al instante.

Juntos, pasaban sus días explorando el jardín, jugando a las escondidas, y descubriendo las maravillas que habían a su alrededor. Sin embargo, un día, un pajarito se enredó en las ramas de un árbol y no podía volar. Los gatitos, cada uno con sus habilidades únicas, se unieron para ayudar al pajarito.

Tomás trepó ágilmente al árbol y desenredó las ramas, Luna acarició al pajarito tranquilizándolo, y Simón corrió a buscar agua y comida. Juntos, lograron salvar al pajarito, quien agradecido, les prometió que siempre tendrían un amigo en él.

Los gatitos aprendieron que, a pesar de sus diferencias, podían lograr grandes cosas trabajando juntos. Desde ese día, su amistad se volvió aún más fuerte, y juntos formaron un equipo imparable, preparados para vivir muchas aventuras más.

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