Los amigos mágicos de Martina



En un pequeño pueblo en las afueras de la ciudad vivía Martina, una niña muy alegre y curiosa que siempre estaba dispuesta a hacer nuevos amigos.

A pesar de tener compañeros en la escuela, Martina anhelaba encontrar a alguien con quien pudiera compartir sus aventuras y secretos más íntimos. Un día, mientras paseaba por el parque del pueblo, Martina vio algo brillante entre los arbustos.

Se acercó con curiosidad y descubrió una piedra mágica que parecía emitir destellos de colores. Sin dudarlo, la tomó entre sus manos y sintió una extraña sensación de calidez recorrer todo su cuerpo.

De repente, la piedra comenzó a vibrar y en un abrir y cerrar de ojos se transformó en un hada diminuta con alas resplandecientes. Martina no podía creer lo que veía y se quedó sin palabras ante semejante espectáculo. "¡Hola, querida amiga! Soy Lila, el hada de la amistad.

He estado buscándote por mucho tiempo", dijo el hada con voz melodiosa. Martina parpadeó varias veces antes de responder: "¿Yo? ¿Por qué me buscabas a mí?". "Porque tienes un corazón puro y generoso, digno de una verdadera amiga como tú.

Estoy aquí para concederte un deseo especial: traer a tus amigos ideales hacia ti", explicó Lila con una sonrisa radiante. Martina no podía contener su emoción. Desde ese momento, ella y Lila se convirtieron en inseparables compañeras de travesuras.

Juntas recorrieron cada rincón del pueblo buscando señales que indicaran la llegada de los amigos tan esperados. Días pasaron sin novedades hasta que una tarde soleada mientras jugaban en el bosque cercano, escucharon risas provenientes detrás de unos árboles.

Al acercarse cautelosas, descubrieron a Tomás, un niño travieso con peculiares lentes redondos que brillaban bajo el sol. "¡Hola! Soy Tomás... ¡y tú debes ser Martina!", exclamó el chico emocionado al verlas.

Martina asintió tímidamente mientras Lila revoloteaba alrededor anunciando: "¡Lo sabía! ¡La amistad nos ha encontrado!". Tomás resultó ser justo lo que Martina había soñado: divertido, valiente e ingenioso. Juntos formaron un trío inseparable donde cada uno complementaba las cualidades del otro.

Los días se llenaron de juegos emocionantes e historias fascinantes compartidas bajo la atenta mirada del hada Lila. Sin embargo, la felicidad no duraría para siempre...

Una noche oscura cuando una tormenta azotaba el pueblo violentamente, Tomás desapareció misteriosamente dejando solo sus huellas marcadas en el barro húmedo. Martina cayó en desesperación; su amigo había llegado cuando menos lo esperaba pero ahora se encontraba perdido en algún lugar desconocido.

Lila intentaba consolarla sin éxito cuando algo inesperado sucedió: las luces multicolores emanadas por la varita del hada comenzaron a guiarlas hacia una dirección específica.

Guiadas por aquella luz mágica atravesaron campos oscuros y ríos caudalosos hasta llegar a las puertas mismas del misterioso Bosque Encantado donde Tomás estaba prisionero por criaturas malévolas deseosas de separarlo para siempre de sus amigos. Con valentía y astucia lograron burlar las trampas tendidas por los seres malignos liberando finalmente a Tomás quien abrazó fuertemente a sus amigos prometiendo nunca volver a alejarse sin decir adiós primero.

Juntos regresaron al pueblo donde fueron recibidos como héroes aclamados por todos quienes habían temido perderlos para siempre. Desde ese día entendieron que los verdaderos amigos pueden llegar cuando menos los esperamos pero nunca nos abandonan cuando más los necesitamos.

Y así fue como Martina encontró en Lila y Tomás no solo compañeros sino hermanos elegidos por destino para vivir aventuras extraordinarias juntos hasta el fin de sus días.

FIN.

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