Los amigos mágicos del bosque



Había una vez en el bosque encantado, un ciervo llamado Damián, un zorro llamado Lucas y un conejo llamado Tobías. Los tres eran grandes amigos y siempre pasaban tiempo juntos explorando y divirtiéndose.

Un día soleado, mientras jugaban a atraparse entre los árboles, Damián comenzó a sentirse triste. No sabía por qué se sentía así, pero sus ojos se llenaron de lágrimas y su corazón estaba pesado.

Lucas notó la tristeza de Damián y se acercó a él con curiosidad. "¿Qué te pasa, amigo?" preguntó Lucas con voz preocupada. Damián suspiró y respondió: "No sé exactamente qué me pasa, pero me siento triste sin razón aparente.

"Tobías también se acercó y dijo: "A veces todos nos sentimos tristes sin saber por qué. Es normal tener emociones diferentes. "Lucas asintió con la cabeza y sugirió: "Quizás deberíamos hablar sobre nuestras emociones para entenderlas mejor.

"Los tres amigos encontraron un lugar tranquilo bajo un gran roble para sentarse juntos. Decidieron que cada uno compartiría cómo se había sentido durante el día. Damián comenzó diciendo: "Hoy me sentí triste porque pensé que no era lo suficientemente rápido como los otros animales del bosque.

"Lucas le dio unas palmaditas en el hombro a Damián y dijo: "Eso es solo tu inseguridad hablando, amigo. Eres increíblemente veloz; nadie puede igualarte. "Tobías añadió: "Yo me sentí asustado esta mañana cuando escuché un ruido fuerte.

Pero luego me di cuenta de que solo era una hoja cayendo del árbol. "Los tres amigos se dieron cuenta de que todos habían experimentado diferentes emociones durante el día, y eso era completamente normal.

Decidieron crear un juego divertido para ayudarse mutuamente a entender y manejar sus emociones. Lo llamaron "El camino de las emociones". Cada uno tenía que dibujar en un papel una emoción que hubieran sentido alguna vez.

Luego, debían explicar por qué se sintieron así y cómo lo superaron. Damián dibujó una carita triste y explicó: "A veces me siento triste cuando no puedo hacer algo bien, pero aprendí a recordarme todas las cosas increíbles que sí puedo hacer.

"Lucas dibujó una carita enojada y dijo: "Cuando me siento enojado, respiro profundamente y cuento hasta diez antes de reaccionar. Eso me ayuda a calmarme. "Tobías dibujó una carita feliz y compartió: "Me encanta sentirme feliz cuando estoy rodeado de mis amigos.

Jugar juntos siempre alegra mi día. "Después de jugar al juego varias veces, los tres amigos comenzaron a comprender mejor sus propias emociones y las de los demás.

Se dieron cuenta de que todos tenían días buenos y malos, pero lo importante era apoyarse mutuamente durante esos momentos difíciles. Desde ese día, Damián, Lucas y Tobías siguieron siendo grandes amigos. Juntos aprendieron que aceptar nuestras emociones es parte natural de la vida.

Y así vivieron muchas aventuras más en el bosque encantado, siempre recordando que las emociones son como un arcoíris: llenas de colores y cada una tiene su propia belleza.

FIN.

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