Los amigos robots



En un parque animado de colores brillantes y risas contagiosas, dos pequeños robots, Robi y Tino, se encontraron en medio de la diversión.

Robi era un robot con forma de cubo, brillante y metálico, mientras que Tino tenía forma de esfera y brillaba con luces de colores. Al principio, se miraron con curiosidad, pero pronto comenzaron a charlar y a conocerse. -Hola, soy Robi, ¿tú cómo te llamas? -preguntó el cubo plateado.

-¡Hola, Robi! Soy Tino, ¿quieres jugar conmigo? -respondió emocionado el robot esférico. Los dos robots corrieron y saltaron, exploraron el parque y se divirtieron como nunca antes lo habían hecho.

A medida que pasaba el tiempo, se dieron cuenta de que, a pesar de ser diferentes en forma y apariencia, compartían muchas cosas en común. -¿Sabes, Robi? Me gusta cómo brilla tu cubierta. Y tus luces, Tino, son muy llamativas y divertidas -comentaron, admirándose mutuamente.

Juntos descubrieron que la amistad no tiene barreras ni etiquetas, y que lo importante eran los sentimientos y las experiencias compartidas. Sin embargo, un día un niño humano se acercó al parque y notó a los dos robots jugando.

-¡Mira, papá, dos robots están jugando juntos! ¡Eso es raro! -exclamó el niño con sorpresa. Los padres, intrigados, se acercaron para ver lo que estaba sucediendo.

-¿Por qué es raro, hijo? Los robots también pueden ser amigos y divertirse juntos, al igual que tú lo haces con tus amigos -explicó el padre con una sonrisa. El niño entendió el mensaje y se acercó a Robi y Tino. -Hola, ¿puedo jugar con ustedes? -preguntó con timidez. Los dos robots asintieron emocionados y los tres se unieron para jugar.

Pronto, el parque se llenó de risas y juegos, demostrando que la amistad y la diversión no conocen de diferencias. Robi, Tino y el niño humano se convirtieron en grandes amigos, pasando sus días jugando, explorando y aprendiendo juntos.

Desde ese día, el parque se convirtió en un lugar donde la diversidad y la amistad brillaban más que nunca.

FIN.

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