Los Amigos Sin Mordidas
Había una vez en la Escuela de los Pequeñitos, un grupo de niños muy traviesos y juguetones. Entre ellos se encontraban Lucas y Sofía, dos amigos inseparables desde que eran bebés.
Sin embargo, tenían un pequeño problema: ambos tenían el hábito de morder cuando estaban molestos o enfadados. Lucas era un niño pelirrojo con pecas en su rostro y siempre llevaba una sonrisa pícara en sus labios.
Por otro lado, Sofía era una niña morena con grandes ojos curiosos que brillaban como dos luceros. Un día, mientras jugaban en el patio de la escuela, Lucas tropezó y cayó al suelo golpeando su rodilla.
El dolor fue tan intenso que no pudo evitar soltar un grito agudo seguido de una mordida a uno de sus compañeros. Todos quedaron sorprendidos por su reacción.
La maestra Ana corrió hacia él para consolarlo y le dijo: "Lucas, entiendo que te duela mucho la rodilla, pero no podemos lastimar a nuestros amigos cuando estamos tristes o enfadados". Lucas bajó la mirada avergonzado y prometió intentar controlarse la próxima vez. Pero eso no sería tan fácil como pensaba.
Al día siguiente, durante el almuerzo en la cantina escolar, Sofía se tropezó con una silla y derramó toda su comida sobre su uniforme nuevo. Llena de rabia e impotencia, sin pensarlo dos veces dio un mordisco a uno de sus compañeritos que estaba sentado junto a ella.
La maestra Ana acudió rápidamente y le dijo: "Sofía, sé que estás enfadada porque te manchaste el uniforme, pero eso no justifica lastimar a los demás. Hay formas más adecuadas de expresar nuestra frustración".
Sofía, con lágrimas en sus ojos, asintió y prometió intentarlo también. La maestra Ana decidió organizar una actividad especial para ayudar a Lucas y Sofía a cambiar su hábito de morder.
Invitó a un payaso muy divertido llamado Tito Mordidito, quien les enseñaría la importancia de ser amables y corteses. El día del show llegó y todos los niños se reunieron emocionados en el auditorio. Tito Mordidito contó chistes, malabareó pelotas e hizo trucos de magia que hicieron reír a carcajadas a todos los presentes.
Al final del espectáculo, Tito Mordidito se acercó a Lucas y Sofía.
Con una sonrisa cálida les dijo: "Chicos, sé que a veces es difícil controlarse cuando estamos molestos o enfadados, pero podemos aprender nuevas formas de expresarnos sin lastimar a quienes nos rodean". Lucas y Sofía escucharon atentamente las palabras del payaso y decidieron poner en práctica todo lo aprendido. Juntos crearon un club llamado "Los Amigos Sin Mordidas", donde cada semana realizaban actividades para mejorar su comportamiento.
Poco a poco fueron dejando atrás ese viejo hábito de morder. Aprendieron técnicas de relajación como respirar profundamente cuando se sentían frustrados o contar hasta diez antes de reaccionar ante situaciones difíciles.
La maestra Ana y sus compañeros de clase notaron el gran esfuerzo que Lucas y Sofía estaban haciendo para cambiar, por lo que los felicitaron y les dieron una medalla especial en reconocimiento a su perseverancia.
Desde aquel día, Lucas y Sofía se convirtieron en dos niños amables, respetuosos y corteses. Siempre estaban dispuestos a ayudar a los demás y se aseguraban de expresar sus emociones de manera adecuada.
Y así, gracias al apoyo de la maestra Ana, Tito Mordidito y sus amigos del club "Los Amigos Sin Mordidas", Lucas y Sofía lograron superar su hábito de morder. Aprendieron que la amabilidad y la cortesía son mucho más gratificantes que hacerle daño a alguien.
Y colorín colorado, esta historia ha terminado pero el aprendizaje continúa en cada rincón del mundo.
FIN.