Los amigos valientes de Miedo Jesús



Había una vez un pequeño monstruo llamado Miedo Jesús, que vivía en el bosque. A pesar de su apariencia aterradora, Miedo Jesús era muy amable y tenía un gran corazón.

Él quería tener amigos, pero siempre se asustaba demasiado para acercarse a otros seres. Un día, mientras caminaba por el bosque, escuchó un grito de ayuda. Corrió hacia el sonido y encontró a una ardilla atrapada en una rama.

Miedo Jesús se acercó lentamente y le preguntó si estaba bien. "¡Oh no! No puedo soltarme de aquí", dijo la ardilla con lágrimas en los ojos.

Miedo Jesús sabía que tenía que ayudarla, así que cerró los ojos y respiró profundamente antes de intentar desenredar la rama. Después de varios intentos fallidos, finalmente logró liberar a la ardilla. "¡Muchas gracias!", exclamó la ardilla emocionada mientras saltaba sobre Miedo Jesús.

A partir de ese momento, Miedo Jesús y la ardilla se convirtieron en amigos inseparables. Juntos exploraron el bosque y aprendieron cosas nuevas cada día. Un día, mientras jugaban cerca del río, oyeron un fuerte chapoteo seguido por gritos desesperados.

Al acercarse al agua vieron a un pez grande luchando por salir del anzuelo clavado en su boca. "¡Ayuda! ¡Por favor ayúdame!" imploraba el pez luchando contra la caña del pescador que lo había atrapado.

Miedo Jesús sabía que tenía que hacer algo para ayudar al pez, así que le pidió a su amiga ardilla que corriera y buscara ayuda mientras él intentaba liberar al pez. Con mucho cuidado, logró sacar el anzuelo de la boca del pez y lo dejó libre en el agua.

"¡Gracias por salvarme!", dijo el pez antes de desaparecer en las profundidades del río.

Miedo Jesús se sintió muy orgulloso de haber salvado al pez, pero también aprendió una valiosa lección sobre la importancia de trabajar juntos y pedir ayuda cuando es necesario. Después de ese día, Miedo Jesús se dio cuenta de que no tenía por qué tener miedo todo el tiempo. Había encontrado amigos que lo apoyaban y lo ayudaban cuando lo necesitaba.

Juntos habían superado sus miedos y aprendido muchas cosas nuevas. Desde entonces, Miedo Jesús se convirtió en un gran protector del bosque y sus amigos los animales.

Siempre estaba listo para ayudarlos cuando lo necesitaban, demostrando que ser diferente no significa ser menos importante o valioso. Y así termina esta historia con una gran enseñanza: nunca debemos subestimarnos a nosotros mismos ni a los demás solo por cómo lucimos o nos comportamos.

Todos tenemos algo especial dentro de nosotros y podemos hacer grandes cosas si trabajamos juntos como amigos.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!