Los Amigos y los Siete Globos



Era un hermoso día en el Bosque Colorido, donde vivían cinco amigos: Leo el León, Tita la Tortuga, Pipo el Pingüino, Momo el Mono y Suer un dulce Osito. Todos ellos tenían una misión especial: ¡ir a la Fiesta de los Globos!

-Tengo mucha emoción- dijo Momo mientras saltaba de un lado a otro.

-También yo, pero antes debemos contar los globos que necesitamos- le respondió Leo.

-¿Cuántos globos tenemos hasta ahora? - preguntó Tita, estirando su cuello.

-Tenemos cinco globos de colores- dijo Pipo, sacando su calculadora de agua.

-Ah, pero necesitamos más para la fiesta, necesitamos ¡siete globos!

-Entonces tenemos que conseguir dos globos más- exclamó Suer sonriendo.

Así que los cinco amigos decidieron emprender una aventura. Salieron con sus globos y comenzaron a buscar por el bosque. Primero llegaron a la parte del río.

-¡Miren! Hay un árbol lleno de globos coloridos en la orilla- gritó Loo.

-Hola, ¿podemos contar juntos? - dijo Momo, apuntando al árbol.

-Las alturas y los colores son perfectos- contestó Tita, acercándose al árbol.

-¡Uno, dos, tres! ¡Ya encontramos tres globos!

-Bien, eso significa que ahora tenemos ocho globos, pero solo necesitamos siete- rió Pipo.

Entonces, decidieron dejar el globo naranja.

-¡Vamos a seguir buscando! - dijo Leo.

-¡Espera! Contemos nuevamente nuestros globos.

-¡Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, ¡y siete! - dijo Suer cantando.

-Sí, tenemos el número perfecto- celebró Momo.

Pero, de repente, un viento fuerte sopló y voló los globos hacia arriba.

-¡Los globos! ¡Regresen! - gritó Tita mientras intentaba alcanzarlos.

Los globos bailaron en el aire.

-¡Vamos! ¡Sigamos a los globos! - dijo Leo, y todos empezaron a correr.

Por el camino, los amigos contaron los globos en el aire.

-¡Uno, dos, tres, cuatro, cinco...! ¡Oh no, se nos fueron dos! - dijo Pipo angustiado.

-Solo podemos ver cinco basuritas de colores por el aire- explicó Suer.

-Pero si contamos primero lo que tenemos, tal vez podamos salvarlos- sugirió Momo.

Así que, mientras corrían y miraban al cielo, decidieron contar los globos que aún tenían.

-¡Uno, dos, tres, cuatro, cinco y seis! ¡Eso significa que hay uno más en el aire! - gritó Leo.

-¡Corre, corre! - armaban un plan para atrapar el último globo juntos.

Finalmente, Momo, con su destreza de mono, saltó y atrapó el globo verde justo antes de que se fuera muy lejos.

-¡Lo logré! ¡Lo tenemos todo! - exclamó feliz mientras sonreía.

Al llegar a la Fiesta de los Globos, cada uno de los amigos amarró los globos a su silla con risas.

-Linda aventura tuvimos, y ahora lista nuestra fiesta- dijo Tita sonriendo.

-¡Sí! Ahora, ¡a bailar y divertirnos todos juntos! - agregó Suer mientras movía su patita.

Y así, los cinco amigos disfrutaron de la fiesta con sus siete globos y aprendieron que, a veces, contar nos ayuda a estar más cerca de lo que queremos.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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