Los Amiguitos del Parque
Había una vez un grupo de cuatro amigos que vivían en un barrio alegre y colorido. Se llamaban Lía, Tomi, Rocco y Flor. Cada uno tenía una personalidad muy diferente, pero siempre se reunían en el parque para jugar y compartir momentos felices. Un día, tuvieron una idea: ¡hacer un picnic!"¡Vamos a llevar muchas cosas ricas!" dijo Lía con entusiasmo.
"Yo puedo traer sandwiches de milanesa," ofreció Tomi, mientras pensaba en cómo iba a hacer su receta especial.
"Yo traigo frutas frescas," agregó Rocco, que siempre se preocupaba por lo sano.
"Y yo llevaré galletitas de chocolate," dijo Flor con una sonrisa.
Sin embargo, al acercarse el día del picnic, comenzaron a surgir algunas diferencias. Durante la semana, cada uno intentó imponer sus ideas sobre cómo organizarlo. En el momento de prepararlo, se encontraron con conflictos.
"Me parece que deberíamos hacer un juego de mesa en lugar de ir a la hamaca," sugirió Tomi, pensando que sería más divertido.
"Yo prefiero jugar al fútbol, es más activo," respondió Rocco, cruzando los brazos.
"Chicos, yo ya me imaginaba haciendo una búsqueda del tesoro," dijo Lía, algo desanimada.
"¡Pero la búsqueda del tesoro podrá llevar mucho tiempo y así no comemos! ," protestó Flor.
Las tensiones comenzaron a crecer y las risitas del principio se convirtieron en caras largas. Al final, decidieron dividirse por separado, y cada uno hizo su propio picnic individual. Nadie se dio cuenta de que al hacer esto, perdían la oportunidad de disfrutar juntos.
El día del picnic fue soleado y hermoso. Cada uno llegó al parque con sus propios manjares, pero al ver a los demás solitarios con sus manteles extendidos, sintieron un pequeño vacío en el corazón.
"Hola, Rocco," dijo Flor tímidamente, viendo que su amigo comía solo.
"Hola, Flor... ¿te gustaría probar mis galletitas de chocolate?" puso Rocco, sintiendo que era una buena manera de acercarse a los demás.
Así comenzaron a compartir. Sin embargo, al ver a sus amigos riendo y divirtiéndose, sintieron que algo faltaba.
"¿Qué tal si juntos hacemos un picnic grande? Hay suficiente comida para todos," propuso Tomi, que volvió a ver a todos en el parque.
Después de un breve rato, comenzaron a juntar sus manteles y canastas de comida. Rocco fue el primero en llegar con su plato de frutas.
"¡Eso es! ¿Por qué no hacemos un juego de fútbol después de comer?" propuso Lía, recordando cómo les encantaba jugar juntos.
"¡Sí, me encanta esa idea! Puedo ser el arquero," dijo Tomi con alegría.
"Y yo seré el árbitro," agregó Flor con picardía.
Mientras todos colaboraban a armar su picnic, compartieron sus preparaciones y disfrutaron un festín más variado que el que cada uno había planeado a solas. En ese momento, se dieron cuenta de lo valiosa que era la convivencia, las risas, y el trabajar juntos para crear algo especial.
Después de comer, jugaron al fútbol y se rieron, mientras la tarde se convertía en noche. Todos compraron su diferencia y sus ideas para hacer de eso un día inolvidable.
"Definitivamente, si estamos juntos somos mucho más fuertes," dijo Rocco mientras disfrutaban de una galletita de chocolate a la luz del atardecer.
"Y podemos aprender de las ideas de los demás para hacer algo aún mejor," agregó Lía, sonriendo.
Desde aquel día, los amigos nunca olvidaron lo importante que es la convivencia, aprendieron a escucharse y a combinar sus ideas. Juntos, organizaban picnics, juegos y aventuras en el parque, siempre recordando lo que habían logrado al aprender a convivir y disfrutar como un solo grupo.
Y así, Lía, Tomi, Rocco y Flor aprendieron que, aunque todos son diferentes, lo que realmente importa es estar juntos y compartir esos momentos.
Colorín colorado, este cuento se ha terminado.
FIN.