Los Ángulos Aventureros



En un pequeño pueblo llamado Geometría, vivían tres amigos muy distintos. Eran los ángulos Agudo, Recto y Obtuso. A pesar de sus diferencias, compartían una gran pasión por la aventura y el aprendizaje.

Un día, Agudo se despertó temprano y decidió que era un buen momento para explorar el Bosque de las Figuras. "¡Vamos, amigos! Hoy es un gran día para una aventura!"- exclamó con entusiasmo.

Recto, que siempre había sido un pensador lógico, levantó una ceja. "¿Y cuál es la idea, Agudo? No podemos simplemente ir a cualquier parte. Cada figura tiene su lugar en el mundo Geometría, y debemos asegurarnos de que sea seguro."

Obtuso, un poco más relajado y despreocupado, sonrió. "¡Vamos, Recto! Si seguimos pensando, nunca vamos a descubrir nada. A veces, debemos aventurarnos y dejar que la curiosidad nos guíe."

Así que los tres amigos decidieron adentrarse en el bosque. Mientras caminaban, comenzaron a hablar sobre las distintas formas y ángulos encontrados en la naturaleza.

"¿Sabían que los árboles son como los ángulos? Algunos son agudos, como las hojas que crecen hacia arriba, y otros son obtusos, como las ramas que se extienden hacia los lados", dijo Agudo. "¡Es cierto! Y el camino recto que seguimos es como un ángulo recto, siempre apuntando al horizonte!"- añadió Recto.

De repente, oyeron un grito. Era el Triángulo Isósceles, atrapado entre dos rocas. "¡Ayuda, amigos! No puedo salir de aquí!"- clamó, con su vértice enrojecido de angustia.

"¿Qué haremos?"- preguntó Obtuso, nervioso.

"Yo creo que podemos usar nuestro conocimiento de ángulos para liberarlo!"- dijo Agudo. "¿Recuerdan la forma de un triángulo? Los ángulos internos suman a 180 grados. Si aplicamos eso, tal vez podamos empujar las rocas de manera correcta."

Recto asintió, emocionado por la idea. "Perfecto, pero necesitamos organización. Cada uno de nosotros tendrá que hacer un movimiento preciso. Yo seré quien dirija el esfuerzo. Uh, podemos formar un triángulo, ¡así seremos más fuertes!"- propuso, dándole instrucciones a sus amigos.

La idea fue brillante. Colocaron sus cuerpos alineados en forma de triángulo y, siguiendo las instrucciones de Recto, lograron empujar las rocas con sumo cuidado. Finalmente, con un gran estruendo, las rocas se movieron y Isósceles fue liberado.

"¡Gracias, amigos! No podría haberlo hecho sin ustedes!"- gritó Triángulo Isósceles con gratitud. "Siempre subestimo lo poderoso que pueden ser los ángulos en equipo!"

Sin embargo, la alegría fue breve porque un fuerte viento comenzó a soplar. De repente, vieron una sombra oscura acercándose rápidamente. "¿Qué es eso?"- preguntó Obtuso, asustado.

Era el malvado Cuadrado, que estaba decidido a arruinar su aventura. "¿Piensan que pueden hacer algo en este bosque? ¡No mientras yo esté aquí!"- rugió, mientras los rodeaba.

"¡Debemos trabajar juntos!"- dijo Agudo, sintiendo cómo su corazón latía rápido. "Si usamos nuestras diferencias a favor, tal vez podamos superarlo!"-

Recto concentrado, explicó. "Yo puedo bloquear su camino con una línea recta. Then, Obtuso puede distraerlo con su gran ángulo. Finalmente, Agudo, tú puedes ser el ángulo más ágil y ábrete para que podamos escapar!"-

Cada uno asumió su rol. Recto se plantó firme como una barrera, Obtuso se movió de manera astuta haciendo que Cuadrado se confundiera. Agudo saltaba de un lado a otro, siendo veloz y ágil. En un abrir y cerrar de ojos, lograron evadirlo y hacer que se perdiera en el camino equivocado.

"¡Lo logramos!"- gritaron juntos, agotados pero felices.

Triángulo Isósceles sonrió. "Esto demuestra que cada uno tiene un lugar especial y un papel que desempeñar. No importa si eres agudo, recto o un poco obtuso, todos tienen algo valioso para ofrecer."-

Mientras regresaban a su pueblito Geometría, los amigos se dieron cuenta de que sus diferencias no solo los hacían únicos, sino que los convertían en un equipo poderoso. E hicieron un pacto: cada mes, explorarían juntos un nuevo rincón del bosque, aplicando sus habilidades y aprendiendo algo nuevo cada vez.

Y así, los Ángulos Agudo, Recto y Obtuso continuaron sus aventuras, recordando siempre que cada uno de ellos, con su forma y ángulo, tenía un lugar muy especial en el mundo. Junto a nuevas amistades, descubrieron que la curiosidad siempre trae conocimientos y que juntos son imbatibles, aprendiéndose a valorar como realmente son.

Y colorín colorado, este cuento de geometría ha terminado.

FIN.

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