Los animales activos de la selva
Había una vez, en lo más profundo de la selva, un grupo de animales que vivían muy felices. Tenían todo lo que necesitaban: comida, agua y un lugar para descansar.
Sin embargo, se dieron cuenta de que algo les faltaba: ¡no estaban en forma! El elefante era el primero en darse cuenta de esto. Un día, mientras caminaba por el bosque, notó que estaba cada vez más cansado y lento. "¡Necesito hacer ejercicio!", pensó.
Decidió reunir a todos los animales y proponerles la idea de hacer ejercicios juntos. Todos estuvieron de acuerdo y se emocionaron con la idea. El elefante se convirtió en el entrenador del grupo y comenzaron a planificar sus rutinas diarias.
Decidieron hacer ejercicios diferentes cada día para mantenerse motivados. El primer día hicieron yoga bajo la sombra de los árboles altos. El mono fue el mejor en esta actividad debido a su flexibilidad natural.
"¡Muy bien chicos! Mantengan esa postura", dijo el elefante mientras trataba de equilibrarse sobre una pata gigante. Al día siguiente, decidieron hacer carreras alrededor del río.
La tortuga no pudo correr tan rápido como los demás animales, pero eso no le importaba porque sabía que estaba haciendo su mejor esfuerzo. "¡Vamos tortuguita! ¡Tú puedes lograrlo!", gritaron todos los animales alentándola. Después del tercer día consecutivo de ejercicios intensos, todos estaban agotados y necesitaban un descanso.
Pero antes de que pudieran tomar un respiro, escucharon un ruido extraño proveniente del bosque. "¿Qué será eso?", preguntó la jirafa asustada. Se acercaron sigilosamente hacia el sonido y descubrieron a una familia de tigres perdidos.
Los tigres estaban agotados y hambrientos. Los animales de la selva decidieron ayudarlos llevándolos al lugar donde vivían. Les dieron comida y agua fresca para que recuperaran sus fuerzas.
Después de unos días, los tigres se sintieron mucho mejor y le agradecieron a los animales por su generosidad. "¡Gracias por ayudarnos! No sabemos cómo pagarles", dijo el tigre papá. "No hay necesidad de pagar nada. Estamos felices de poder ayudar", respondió el elefante sonriendo.
Desde ese día, los animales de la selva hicieron ejercicios no solo para mantenerse en forma, sino también para estar preparados para ayudar a otros cuando lo necesitaran. El elefante se dio cuenta de que estaba más fuerte y ágil gracias a los ejercicios diarios.
Pero lo más importante fue que aprendió el valor de ser solidario con los demás, sin importar las circunstancias. Y así, todos los animales vivieron felices en la selva haciendo ejercicios juntos y siendo una gran familia unida.
Aprendieron que la amistad y el trabajo en equipo eran esenciales para tener una vida plena. Y cada vez que alguien necesitaba ayuda, siempre había alguien dispuesto a tenderle una pata o una trompa.
FIN.