Los Animalitos de la Granja y el Gatito
Era una hermosa mañana en la granja de don Manuel. El sol brillaba y los pájaros cantaban. Todos los animales estaban ocupados en sus tareas diarias. La vaca Clara pastaba en el campo, el gallo Ramón cantaba con toda su fuerza para despertar a todos, y los patitos nadaban felices en el estanque. Pero entre todos ellos, había un nuevo visitante. Un pequeño gatito llamado Gatoñito, que había llegado a la granja en busca de un hogar.
Gatoñito era un gato de suave pelaje y grandes ojos curiosos. Se acercó lentamente a la vaca Clara, quien lo miró con amabilidad.
"Hola, soy Gatoñito. ¿Puedo quedarme aquí?" - preguntó timidamente el gatito, moviendo su colita.
"Claro que sí, pequeño. Aquí siempre hay lugar para un amigo. Pero ten cuidado con el perro Rocco. A veces se pone un poco gruñón!" - le respondió Clara.
Gatoñito sonrió y siguió su camino. Al encontrar a Ramón el gallo, le preguntó:
"¿Dónde puedo encontrar algo para comer?" - Gatoñito se sentía un poco hambriento.
"¡Ve a la cocina de la granja! Don Manuel siempre deja un poco de comida ahí. Pero recuerda, hay que ser educado y no hacer desorden." - le aconsejó Ramón.
El pequeño gatito se dirigió a la cocina y rápidamente encontró un plato de leche. Aunque estaba feliz, notó que no estaba solo. Un grupo de ratones miraban desde la esquina, preguntándose si también podían probar. Gatoñito pensó en compartir.
"¡Hola! Soy Gatoñito. Si quieren, podemos compartir. La comida es mejor cuando se disfruta entre amigos." - dijo el gatito entusiasmado.
Los ratones, sorprendidos por su amabilidad, aceptaron la propuesta y pronto todos estaban disfrutando de la leche juntos.
Al día siguiente, Gatoñito se dio cuenta de que Rocco, el perro, estaba maullando porque se sentía solo. En lugar de tener miedo, decidió acercarse.
"¡Hola, Rocco! ¿Por qué estás tan triste?" - preguntó Gatoñito.
"No tengo a nadie con quien jugar. Todos los animales parecen tener sus tareas y yo estoy aquí solo." - respondió Rocco con un suspiro.
Gatoñito tuvo una idea.
"¿Y si jugamos a explorar la granja juntos? Así podemos divertirnos y conocer todos los rincones." - propuso.
Rocco se iluminó.
"¡Esa es una excelente idea!" - ladró emocionado.
Juntos, los dos amigos comenzaron a explorar. Encontraron un viejo granero lleno de heno, y Rocco se divirtió corriendo a través del heno, mientras que Gatoñito saltaba mientras perseguía mariposas. Su risa llenó el aire, y pronto otros animales se unieron a la diversión. Clara, Ramón y los patitos los siguieron, creando un verdadero alboroto de alegría.
Sin embargo, en medio de la diversión, se escuchó un fuerte ruido. Arriba, en el campo, había una tormenta formándose rápidamente.
"¡Oh no, se acerca una tormenta!" - exclamó Ramón, mirando al cielo.
Todos los animales se inquietaron. Gatoñito, que nunca había visto una tormenta, miró preocupado a sus nuevos amigos.
"¿Qué debemos hacer?" - preguntó nerviosamente.
"Primero debemos encontrar un lugar seguro donde refugiarse!" - dijo Clara. "Rocco, ¿puedes guiarnos?"
"Sí, siganme!" - ladró Rocco valientemente.
Todos los animales siguieron a Rocco hacia el granero. Una vez dentro, el viento soplaba fuertemente, pero estaban a salvo. Gatoñito se acurrucó junto a Rocco y se dio cuenta de que había hecho muy buenos amigos.
Mientras la tormenta rugía afuera, los animales comenzaron a contar historias para distraerse. Gatoñito contó cómo había llegado a la granja en busca de un hogar, y cada uno compartió sus propias aventuras y enseñanzas.
Cuando la tormenta finalmente pasó, el sol comenzó a brillar nuevamente y un hermoso arco iris apareció en el cielo.
"¡Miren! ¡Un arco iris!" - gritó Gatoñito emocionado.
Todos salieron del granero y miraron maravillados.
"Lo logramos juntos, somos una gran familia. No importa si eres un gato, perro, vaca o pájaro, lo importante es la amistad!" - exclamó Clara.
Desde ese día, Gatoñito se convirtió en parte de la familia de la granja. Aprendió que ayudar y compartir son capacidades importantes, además de que no importa cuán diferentes seamos, todos podemos ser amigos y apoyarnos mutuamente en los buenos y malos momentos.
Y así, la granja de don Manuel fue siempre un hogar lleno de risas, juegos y una gran amistad entre todos los animalitos.
Colorin colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.