Los aprendices celestiales



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, tres niños llamados Juancito, Martina y Tomás.

Ellos eran muy inteligentes y les encantaba aprender cosas nuevas en la escuela, pero un día sus padres les dijeron que ya no podrían pagar más el colegio. Los niños se sintieron tristes al enterarse de esta noticia, ya que sabían que sin educación no podrían cumplir sus sueños.

Sin embargo, una noche mientras dormían, algo increíble sucedió: un ángel bajó del cielo y se presentó como la profesora Celeste. "¡Buenas noches, queridos niños! Soy la profesora Celeste y he venido para llevarlos a mi escuela en el cielo", dijo el ángel con una sonrisa cálida.

Los niños se quedaron asombrados ante la presencia de la profesora Celeste y emocionados por la oportunidad de seguir estudiando. Sin dudarlo, tomaron las manos del ángel y juntos volaron hacia el cielo.

Al llegar a la escuela celestial, los niños quedaron maravillados por su belleza y magia. Las aulas estaban llenas de libros brillantes y pizarras mágicas que enseñaban lecciones sorprendentes sobre matemáticas, ciencias y arte. Durante semanas, Juancito, Martina y Tomás aprendieron cosas maravillosas junto a la profesora Celeste.

Descubrieron nuevos mundos en los libros y desarrollaron habilidades creativas en las clases de arte. Cada día era una aventura emocionante llena de aprendizaje y diversión.

Pero un día, cuando menos lo esperaban, un malvado duende intentó robar los conocimientos de los niños para esparcir ignorancia en el mundo. La profesora Celeste supo del plan del duende malvado e ideó un plan para detenerlo.

Con valentía y trabajo en equipo, Juancito, Martina y Tomás lograron vencer al duende malvado utilizando todo lo que habían aprendido en la escuela celestial. La profesora Celeste los felicitó por su coraje y determinación.

"¡Estoy muy orgullosa de ustedes! Han demostrado que con esfuerzo y dedicación se pueden superar cualquier obstáculo", dijo la profesora Celeste con alegría. Finalmente, llegó el momento de regresar al pueblo. Los niños abrazaron a la profesora Celeste con cariño antes de emprender el viaje de vuelta a casa.

Al despertar por la mañana en sus camas, recordaron cada detalle de su increíble aventura en el cielo. Desde ese día en adelante, Juancito, Martina and Tomás valoraron aún más su educación sabiendo que tenían a un ángel guardian cuidando su aprendizaje desde lo alto.

Y aunque enfrentaran dificultades en el camino siempre recordarían las enseñanzas recibidas en aquella escuela especial donde todo era posible si se creía con fuerza suficiente.

FIN.

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