Los aprendices en apuros
En una tranquila escuela de secundaria en el corazón de la ciudad, un grupo de chicos estaba causando estragos. Rompieron las instalaciones de su colegio, hicieron travesuras y desorden en todas partes. Marcelo, el director de la escuela, estaba muy preocupado por la situación. Decidió reunir a los chicos en el patio para tener una charla seria.
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Marcelo: ¡Chicos, estoy muy decepcionado por lo que han hecho! Rompieron las instalaciones, hicieron travesuras y causaron un gran desorden. ¿Por qué actúan de esta manera?
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Pablo, uno de los chicos traviesos, se animó a hablar.
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Pablo: Lo siento, Sr. Marcelo. No pensamos en las consecuencias de nuestras acciones. Solo queríamos divertirnos.
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Marcelo: Entiendo que quieran divertirse, pero hay formas adecuadas de hacerlo. Quiero que reflexionen sobre lo que han hecho y encuentren una forma de reparar el daño que han causado.
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Los chicos se dispersaron, pensando en lo que el director les había dicho. Al día siguiente, se reunieron en el aula para discutir cómo podrían hacer las paces con la escuela. Decidieron organizar una jornada de limpieza y reparación en la escuela. Pidieron permiso al director y, con entusiasmo, se pusieron manos a la obra.
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Durante varios días, los chicos trabajaron arduamente para reparar el daño que habían causado. Limpieza, pintura, jardinería; hicieron de todo para devolverle el esplendor a su querida escuela. La comunidad escolar los observaba con asombro y alegría.
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Finalmente, la escuela lucía impecable, mejor que nunca. Marcelo se acercó a los chicos con una sonrisa en el rostro.
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Marcelo: Chicos, están haciendo un trabajo increíble. Estoy orgulloso de ustedes. Han demostrado que son capaces de corregir sus errores y hacer el bien. Gracias por devolverle la belleza a nuestra escuela.
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Los chicos se sintieron felices y orgullosos de su trabajo. A partir de ese día, tomaron la decisión de ser mejores estudiantes y cuidar su escuela. Aprendieron que, con esfuerzo y compromiso, podían reparar cualquier error y convertirlo en algo positivo. Desde entonces, se convirtieron en los guardianes de la escuela, cuidando y protegiendo cada rincón con amor y responsabilidad.
FIN.