Los Astrónomos en Acción



Había una vez en la ciudad de Buenos Aires, un grupo de niños y niñas muy curiosos que asistían a una escuela llamada "Los Pequeños Exploradores".

Estos pequeños tenían tan solo 5 años, pero su interés por el mundo de la ciencia era inmenso. Un día, mientras estaban en clase, la maestra les dijo: "-¡Chicos y chicas! Hoy vamos a hacer un viaje muy especial. Vamos a conocer el maravilloso mundo de la ciencia".

Los ojos de los niños se iluminaron con emoción y no podían esperar para comenzar esta aventura. La maestra los llevó al laboratorio donde les mostró muchos experimentos interesantes.

Había botellas llenas de colores brillantes, burbujas flotando en el aire y hasta un volcán hecho con bicarbonato y vinagre que hacía erupción. Después de ver todos estos experimentos, los niños quedaron fascinados y querían aprender más sobre cómo funcionaba todo. Pero había algo que les llamaba especialmente la atención: las estrellas.

Una noche, mientras miraban por la ventana del salón, vieron un hermoso cielo lleno de estrellas brillantes. Los ojitos de los niños se abrieron como platos al ver tanta belleza en el firmamento.

Uno de ellos llamado Lucas dijo emocionado: "-¡Maestra! ¿Podemos ir a conocer las estrellas?"La maestra sonrió y respondió: "-Claro que sí chicos. Vamos a hacer nuestro propio telescopio para poder observarlas mejor". Los pequeños exploradores se pusieron manos a la obra.

Con tubos de cartón, espejos y algo de cinta adhesiva, construyeron sus propios telescopios. Estaban tan orgullosos de su creación que no podían esperar para probarlo. Una noche, todos se reunieron en el patio de la escuela con sus telescopios listos.

Miraron al cielo y quedaron maravillados al ver las estrellas más cerca que nunca. Pero algo extraño sucedió: una estrella fugaz pasó volando justo frente a ellos.

Lucas exclamó sorprendido: "-¡Maestra! ¡Vimos una estrella fugaz!"La maestra sonrió y les explicó: "-Las estrellas fugaces son pequeñas partículas de polvo que ingresan a nuestra atmósfera y se queman, dejando un rastro brillante en el cielo".

Los niños y niñas se emocionaron aún más y comenzaron a hacer pedidos a las estrellas fugaces. Cada uno tenía un deseo especial: desde tener un perro hasta convertirse en astronauta. Después de esa mágica experiencia, los pequeños exploradores continuaron aprendiendo sobre la ciencia.

Realizaron experimentos con imanes, descubrieron cómo funcionaba el cuerpo humano e incluso hicieron algunos volcanes más pequeños en clase.

Pero lo más importante fue que estos niños aprendieron que la ciencia estaba en todas partes y que podían descubrir cosas nuevas todos los días si mantenían viva su curiosidad. Así termina esta historia llena de aventuras científicas. Los Pequeños Exploradores siguieron investigando el mundo maravilloso de la ciencia durante todo el año escolar y se convirtieron en grandes científicos en el futuro.

Y tú, ¿te animas a ser un pequeño explorador y descubrir los secretos de la ciencia?

FIN.

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