Los audífonos mágicos de Alicia


Había una vez una niña llamada Alicia, que era muy amorosa y respetuosa con todos a su alrededor. Le encantaba jugar con sus amigos del salón y siempre estaba dispuesta a ayudarlos en todo lo que necesitaran.

Sin embargo, había algo muy importante para Alicia: sus audífonos mágicos. Alicia tenía problemas de audición y los audífonos le permitían escuchar mejor.

Eran como pequeños tesoros para ella, ya que gracias a ellos podía disfrutar plenamente de todas las actividades y conversaciones con sus amigos. Pero había un problema: algunos de sus compañeros no entendían la importancia de los audífonos para Alicia.

Un día, mientras jugaban en el patio del colegio, uno de los niños se acercó curioso hacia Alicia y le preguntó qué eran esos aparatos que llevaba puestos en las orejas. "Son mis audífonos mágicos", respondió Alicia con una sonrisa.

El niño no pudo contener su curiosidad y sin pensarlo dos veces, intentó quitarle los audífonos a Alicia. "¡No! ¡Por favor! ¡No toques mis audífonos mágicos!", exclamó asustada Alicia mientras retrocedía rápidamente. Los demás niños se dieron cuenta de lo ocurrido y se acercaron corriendo para proteger a su amiga.

El niño que había intentado quitarle los audífonos se disculpó avergonzado por su acción. Desde ese día, todos los amigos de Alicia aprendieron la importancia de respetarla y cuidar sus audífonos mágicos.

Comprendieron que esos aparatos eran fundamentales para que Alicia pudiera escuchar y disfrutar de todas las actividades juntos. Sin embargo, el respeto no solo se limitaba a los audífonos. Todos los niños del salón comenzaron a valorar y apreciar la amabilidad y generosidad de Alicia.

Aprendieron a ser más considerados con los demás y a tratar a todos con respeto, sin importar sus diferencias. Un día, mientras jugaban en el parque, un nuevo niño se acercó al grupo. Era tímido y parecía un poco perdido.

Los amigos de Alicia lo recibieron con alegría y lo invitaron a jugar junto a ellos. "Bienvenido al grupo", dijo Alicia amablemente. El niño sonrió tímidamente y se sintió cómodo al instante.

Gracias al ejemplo de amor y respeto que había dado Alicia, todos los niños del salón habían aprendido la importancia de aceptar a los demás tal como son. Alicia continuó siendo una niña amorosa y respetuosa con todos sus amigos.

Su actitud inspiradora hizo que cada día más personas quisieran ser parte de su círculo cercano.

Y así, gracias a su valentía para defender sus audífonos mágicos y su corazón lleno de amor hacia los demás, Alicia logró crear un ambiente donde todos se sentían queridos, aceptados y respetados por quienes eran realmente. Desde aquel día en adelante, en el salón de clases reinaba la armonía entre todos los niños.

Y todo empezó gracias a una pequeña niña llamada Alicia, quien enseñó que el verdadero poder reside en el amor y el respeto hacia uno mismo y hacia los demás.

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