Los aventuras de los Protistas



En un planeta muy lejano, llamado Biótica, vivían los Protistas, unos seres microscópicos con formas y colores asombrosos. Había Protistas flagelados, ciliados, ameboides y muchos más. Todos vivían juntos en armonía en el gran charco de Agualinda.

Un día, la reina Euglenia convocó a una reunión urgente. "Queridos Protistas, hoy aprenderemos sobre fisiología y cómo nos ayuda a mantenernos sanos y fuertes.

La fisiología es como el libro de instrucciones de nuestro cuerpo, nos dice cómo funcionamos por dentro", explicó la reina Euglenia. Los Protistas prestaron mucha atención, emocionados por aprender algo nuevo. "Necesitamos movernos, alimentarnos y respirar para vivir", dijo el profesor Paramecio.

"Sí, y nuestras mitocondrias son como nuestras baterías, nos dan energía para realizar todas nuestras actividades", agregó la profesora Alga Verde. Los Protistas estaban asombrados con tanta información, pero también se divertían mucho imaginando sus propias aventuras fisiológicas.

Decidieron hacer una expedición por el cuerpo de un ser vivo para poner en práctica todo lo que habían aprendido. Los Protistas se adentraron en un riachuelo que los llevó a una gran caverna, el Estómago. "Aquí aprenderemos sobre la digestión", dijo Euglenia.

De repente, apareció un grupo de Escherichia coli, bacterias amigables que les mostraron cómo descomponían los alimentos, mientras las enzimas ayudaban a digerirlos. Luego continuaron su camino y llegaron al Pulmón, donde aprendieron sobre la importancia de la respiración. Los alvéolos les explicaron cómo intercambiaban oxígeno y dióxido de carbono.

Finalmente, llegaron al Músculo, donde los sarcómeros les enseñaron cómo contracciones y relajaciones permiten el movimiento del cuerpo. Al terminar su aventura fisiológica, los Protistas regresaron al charco de Agualinda llenos de alegría y conocimiento.

Estaban felices de haber descubierto cómo funcionaba el cuerpo, y se dieron cuenta de la importancia de cuidar de sí mismos. Desde ese día, los Protistas se convirtieron en grandes guardianes de la salud, compartiendo sus conocimientos con todas las criaturas de Biótica.

Y así, el charco de Agualinda se convirtió en un lugar aún más mágico, donde la fisiología y la amistad reinaban para siempre.

FIN.

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