Los aventureros de las setas


Había una vez en la hermosa región de Murcia, un pequeño bosque encantado lleno de setas de colores y sabores increíbles.

En este bosque vivían dos amigos muy curiosos y aventureros: Mateo, el conejito travieso, y Lucas, el ratoncito sabio. Un día soleado, mientras exploraban el bosque en busca de aventuras emocionantes, Mateo vio algo brillante entre los árboles. Se acercó corriendo y encontró una seta roja con puntos blancos.

¡Era una Amanita muscaria! Mateo llamó a su amigo Lucas para mostrarle su descubrimiento. -¡Lucas! ¡Mira lo que encontré! Es una seta roja con puntos blancos. ¿Sabes qué tipo de seta es? Lucas se acercó cuidadosamente para examinarla.

-¡Es una Amanita muscaria! Es muy bonita pero debemos tener cuidado porque algunas setas son venenosas. Los amigos decidieron investigar más sobre las diferentes setas que había en el bosque antes de seguir explorando.

Se dirigieron a la biblioteca del pueblo donde conocieron al señor Libroski, un simpático erizo que era experto en plantas y hongos. -¡Buen día señor Libroski! Queremos aprender sobre las diferentes setas que hay en nuestro bosque -dijo Mateo emocionado.

El señor Libroski les mostró un libro lleno de ilustraciones coloridas y comenzaron a leer juntos sobre las distintas especies de setas que crecían en Murcia.

Descubrieron que había muchas variedades: la Amanita caesarea, conocida como —"oronge" , de color naranja y muy sabrosa; el Lactarius deliciosus, llamado "níscalo", con su sombrero anaranjado y sabor exquisito; y el Boletus edulis, conocido como "cebolla de monte", con su sombrero marrón y carne blanca. Mateo y Lucas se emocionaron al saber que podían encontrar estas setas en el bosque.

Decidieron ir a buscarlas para preparar un delicioso festín. Salieron nuevamente al bosque con sus cestas en mano. Caminaron explorando cada rincón, buscando las setas que habían aprendido. Pero mientras buscaban, una densa niebla cubrió todo el bosque.

-¡Lucas! ¡No puedo ver nada! -gritó Mateo preocupado. -Tranquilo, Mateo. No nos alejaremos demasiado uno del otro. Vamos a utilizar nuestras narices para encontrar las setas -dijo Lucas tranquilizadoramente.

Siguiendo los consejos de Lucas, los amigos comenzaron a olfatear el aire y pronto encontraron un aroma familiar. Siguiendo ese olor llegaron hasta un claro donde encontraron un montón de oronges relucientes bajo un árbol. -¡Lo logramos! Encontramos oronges -exclamó Mateo emocionado.

Llenaron sus cestas con cuidado y continuaron explorando en busca de más setas. Después de un rato encontraron unos níscalos escondidos entre la hierba alta. -¡Mira Lucas! ¡Hay níscalos aquí también! -dijo Mateo con alegría.

Con las cestas llenas, los amigos regresaron al pueblo para compartir su tesoro y preparar un banquete con todas las setas que habían recolectado. Invitaron a sus amigos del bosque y disfrutaron de una deliciosa comida, compartiendo risas y aventuras. Desde ese día, Mateo y Lucas se convirtieron en expertos buscadores de setas.

Cada vez que encontraban una nueva especie, la investigaban cuidadosamente antes de agregarla a su colección. Y así continuaron explorando el bosque, aprendiendo sobre las maravillas de la naturaleza y disfrutando juntos de grandes aventuras.

Porque en Murcia, cada rincón esconde secretos increíbles esperando ser descubiertos por pequeños exploradores como Mateo y Lucas.

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