Los aventureros de Villa Colores


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Colores, donde vivían los objetos de la sala de clases. Los lápices, las sillas, las mesas y hasta el pizarrón tenían vida propia.

En esta historia conoceremos a Carlitos, un lápiz azul muy curioso y aventurero. Carlitos siempre soñaba con explorar más allá de las paredes del salón de clases. Él estaba cansado de estar siempre en el mismo lugar y quería descubrir nuevos mundos.

Un día, mientras todos los objetos dormían plácidamente, Carlitos decidió que era momento de hacer realidad su sueño. Sin hacer ruido para no despertar a los demás objetos, se deslizó por el escritorio y se dirigió hacia la ventana.

Al llegar a la ventana se dio cuenta de que estaba cerrada con llave. Carlitos pensó rápidamente en qué hacer y recordó que había aprendido sobre direcciones en clase.

Sabía que si giraba hacia la derecha llegaría al armario donde guardaban las tijeras para abrir la ventana. Con mucho cuidado giró hacia la derecha y comenzó su travesía por el salón. Pasando entre libros y cuadernos llegó al armario y encontró las tijeras rojas escondidas detrás del borrador gigante.

Carlitos tomó las tijeras en sus manos e intentó abrir la ventana pero no tenía suficiente fuerza para hacerlo solo. En ese momento apareció Sofi, una silla amarilla muy fuerte y valiente.

- ¡Hola Carlitos! ¿Necesitas ayuda? - preguntó Sofi con una sonrisa. - ¡Sofi! Estoy intentando abrir la ventana para poder explorar el mundo exterior. ¿Podrías ayudarme? - respondió Carlitos emocionado. Sofi agarró las tijeras con sus patas y juntos hicieron palanca hasta que lograron abrir la ventana.

Con mucho cuidado, Carlitos saltó al parque que estaba justo afuera de la escuela. Era un día soleado y los colores del parque eran tan vibrantes como nunca antes había visto Carlitos.

Se encontró con Lucas, un globo rojo, y juntos comenzaron a volar por los cielos. - ¡Esto es increíble! Nunca imaginé que podría vivir una aventura así - exclamó Carlitos mientras volaba junto a Lucas.

Durante su viaje, conocieron diferentes lugares de Villa Colores: el río Amarillo, el bosque Verde y hasta llegaron al mar Azul. Cada día de la semana representaba un nuevo destino lleno de diversión. Carlitos también aprendió sobre los meses del año mientras viajaba.

Descubrió que en enero hacía mucho calor, en julio nevaba y en octubre se celebraban las fiestas más coloridas. Después de varias semanas llenas de aventuras, Carlitos decidió regresar al salón de clases.

Había aprendido tanto durante su travesía y quería compartir sus experiencias con los demás objetos. Al llegar al salón, todos estaban sorprendidos por su valentía y lo inspirador que resultaba su historia. Desde ese día, cada objeto comenzó a soñar con salir del salón para descubrir nuevos horizontes.

Y así fue como Villa Colores se convirtió en un lugar lleno de sueños y aventuras, donde los objetos de la sala de clases aprendieron que siempre hay algo nuevo por descubrir si se atreven a salir de su zona de confort.

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