Los Aventureros del Arte
Era una tarde soleada en la prehistoria, donde un grupo de jóvenes Homo sapiens se reunía alrededor de una fogata. Entre ellos estaban Lía, una artista soñadora; Tatu, un curioso explorador; y Kito, el líder del grupo.
"¡Che, Kito! ¿Por qué no hacemos algo divertido hoy?" - propuso Tatu, agitando sus brazos como si estuviera volando.
"Sí, ¡haremos algo que nadie ha hecho antes!" - añadió Lía, ya imaginando un mural colorido en la roca cercana.
Kito sonrió, quería impresionar a la tribu. "¡Perfecto! Pero primero, necesitamos materiales. Vamos a buscar!" - dijo con entusiasmo.
El grupo se dispuso a salir por el bosque en busca de tierras de diferentes colores, piedras y lo que encontraran para crear su arte. En su camino, se encontraron con un río hermoso y brillante.
"Miren esto!" - exclamó Tatu, apuntando con el dedo. "Podemos usar el agua para hacer colores brillantes!" - pensó emocionado.
Pero justo cuando estaban por acercarse, un viejo mamut apareció entre los árboles. Los chicos se quedaron paralizados. "¿Qué hacemos?" - susurró Lía, con miedo.
Kito, aunque asustado, se armó de valor y dijo: "Vamos a ser amigos. Solo necesitamos ser creativos, como siempre!" - Los tres se acercaron al mamut, que parecía confundido más que enojado.
"Hola, gran mamut, somos artistas. ¿Te gustaría ser parte de nuestra obra?" - dijo Lía con dulzura.
El mamut, que llevaba tiempo solo, decidió entender lo que sucedía. Lentamente, se inclinó hasta que sus colmillos tocaron el suelo. "¿Qué es el arte?" - preguntó el gigante animal.
Tatu sonrió y explicó: "El arte es nuestra manera de expresar lo que sentimos. Hacemos dibujos y pinturas para contar historias. ¿Quieres ayudarnos a crear una?"
El mamut, intrigado, asintió. Juntos, recolectaron barro, ramas, hojas y los colores de la tierra que habían encontrado. Lía comenzó a pintar con sus manos, mientras Tatu contaba historias sobre cómo habían visto juntos al sol ponerse, y Kito, emocionado, guiaba al mamut para ser parte del proceso.
Cuando terminaron, una enorme pintura de la amistad entre un hombre y un mamut adornaba la roca.
"¡Es hermoso!" - gritaron todos, llenos de alegría. El mamut sonrió con satisfacción.
"Ahora entiendo, el arte es una forma de compartir lo que sentimos y lo que somos" - dijo, moviendo su trompa con orgullo.
Esa tarde, compartieron su creación con el resto de la tribu, quienes quedaron maravillados por el hermoso mural. Todos se acercaron, y cada uno comenzó a contar su propia historia mientras miraban la obra.
Los chicos aprendieron que el arte no solo era una manera de expresarse, sino también de conectar con otros. Y el mamut, quien había temido ser solo una enorme criatura, descubrió que ser parte del arte lo hacía especial y querido.
Desde ese día, el grupo de amigos y el mamut continuaron creando arte juntos, llevando alegría y color a su comunidad. Y así, la bonita historia de la amistad entre Homo sapiens y un mamut se convirtió en un valioso legado, enseñando a las siguientes generaciones que el arte unía corazones y contaba historias que duraría para siempre.
FIN.