Los Aventureros del Mate
Era un día de otoño en el colegio San Martín, y un grupo de adolescentes se encontraba reunido en la plaza del patio. Mientras el sol se asomaba entre las nubes, el tedio comenzaba a apoderarse de ellos.
"¿Qué hacemos? Estoy re aburrido", dijo Lucas, mirando su celular con ojos cansados.
"Podríamos ver videos en Youtube", sugirió Sofía. Pero al instante, empezó a mirar a su alrededor con desdén. "Nah, eso ya no tiene gracia. Siempre lo mismo…".
Entonces, Juan, un amigo del grupo, tuvo una idea brillante.
"¿Y si en lugar de ver videos, hacemos uno nosotros?".
A todos les brillaron los ojos de emoción.
"¡Eso está buenísimo!" exclamó María – "Pero, ¿de qué vamos a hablar?".
"¡Del mate!" gritó Lucas con alegría. "Podemos mostrar cómo se prepara, y también contar historias divertidas sobre el mate y su significado en nuestra cultura".
Entonces, el grupo se dispuso a preparar todo. Sacaron la pava de la mochila de Juan, que siempre llevaba un termo con agua caliente y, por supuesto, un mate.
Mientras el agua hervía, comenzaron a pensar en el contenido del video.
"Podemos contar cómo el mate une a la gente, y podemos hacer preguntas a nuestros amigos sobre sus preferencias de mate", propuso Sofía.
"¡Sí! Y también podemos incluir algunos chistes sobre el mate. ¡Los adultos siempre se ríen de eso!" dijo María riendo.
Con su idea clara, grabaron su primer video, lleno de risas y anécdotas. Así pasaron la tarde, compartiendo el mate, la alegría y haciendo que sus compañeros de clase se unieran al proyecto.
Cada uno aportó algo diferente, Juan se encargó de la edición, mientras que Sofía y María escribían el guion. Con el tiempo, decidieron subir el video a Youtube. Pasaron los días, y la emoción creció cuando el video comenzó a recibir muchas visitas.
Sin embargo, surgió un obstáculo inesperado. Un grupo de chicos del curso opuesto comenzó a escribir comentarios negativos en el video, diciendo que los adolescentes no deberían estar hablando de mate en vez de hacer cosas más “serias”.
Esto impactó al grupo, y comenzaron a dudar de sí mismos.
"Quizás tienen razón…", dudó Lucas. "No hay nada serio en esto…".
"Pero a nosotros nos encanta el mate. Y eso es lo que importa", defendió Sofía.
"Además, no tenemos que hacer las cosas por lo que piensen los demás", sostuvo María con determinación.
Eso encendió la chispa en Juan. "Vamos a demostrar que el mate es algo serio. No solo es una bebida, es una forma de compartir con los demás. Además, siempre hay alguien que se va a reír con nuestras historias".
Decidieron hacer un segundo video, esta vez hablando sobre la historia del mate, su origen, y los diferentes estilos de preparar uno. También se animaron a invitar a algunos adultos a que compartieran sus experiencias.
Cuando subieron el nuevo video, las visitas aumentaron aún más. Esta vez, el grupo recibió cientos de comentarios positivos, y otros chicos comenzaron a comentar sobre cómo el mate los unió a pesar de que eran de distintos colegios.
"¡Lo logramos!", gritó Lucas, mientras todos se abrazaban en celebración. – “No solo hicimos un video, hicimos un puente entre las personas".
Los chicos aprendieron que compartir con los demás era lo más valioso de todos, y que no debían dejar que las opiniones de otros los detuvieran. Con el tiempo, su canal se volvió popular, pero más allá de los números, entendieron que su verdadero éxito estaba en la risa y la conexión que habían creado a través del mate.
Mientras la tarde caía, el grupo se sentó nuevamente en la plaza con un tereré para disfrutar el fin de semana.
"¡Ahora, a pensar en el próximo video!", dijo Sofía, mientras servía el mate.
"Y a invitar a más amigos", sonrió María, sabiendo que la aventura apenas comenzaba.
Así fue como un simple día de aburrimiento en el colegio se transformó en una experiencia inolvidable que conectó a amigos y adversarios a través de la calidez de una ronda de mate.
FIN.