Los Ayudantes del Bosque
Había una vez en un bosque encantado, un pequeño pollito llamado Panchito que vivía en un nido acogedor entre las ramas de un árbol. Un día, mientras exploraba los alrededores, se encontró con una rana saltarina llamada Renata.
- ¡Hola, soy Panchito! ¿Y tú quién eres? -preguntó el pollito con entusiasmo. - ¡Hola Panchito! Soy Renata la rana. ¿Quieres ser mi amigo? -respondió la rana con alegría. Desde ese momento, Panchito y Renata se convirtieron en inseparables amigos.
Juntos recorrían el bosque descubriendo nuevos lugares y compartiendo aventuras. Un día, mientras jugaban cerca de un arroyo cristalino, escucharon un suave murmullo que provenía del agua. - ¿Qué será eso? -se preguntó curioso Panchito.
- Vamos a investigar juntos -propuso Renata emocionada. Al acercarse al arroyo, descubrieron a una familia de peces plateados atrapados en una red abandonada por unos pescadores descuidados.
Sin dudarlo ni un segundo, Panchito y Renata se pusieron manos a la obra para liberar a los peces y devolverlos al agua fresca y pura del arroyo. - ¡Gracias por salvarnos! -dijeron los peces agradecidos antes de desaparecer entre las aguas.
Panchito y Renata se sintieron felices de haber ayudado a esos pequeños seres acuáticos y comprendieron que juntos podían lograr grandes cosas. A partir de ese día, decidieron formar "El Club de Ayudantes del Bosque" para asistir a todos los animales que lo necesitaran.
Una tarde soleada, mientras regresaban al nido de Panchito después de una jornada llena de buenas acciones, se toparon con un búho sabio que reposaba sobre una rama alta.
El búho les dirigió unas palabras llenas de sabiduría:- Queridos amigos Panchito y Renata, han demostrado tener corazones nobles y valientes al ayudar a quienes lo necesitan sin esperar nada a cambio. Recuerden siempre que la verdadera amistad es aquella que nos impulsa a ser mejores cada día.
Panchito y Renata asintieron con gratitud ante las palabras del búho sabio y prometieron seguir trabajando juntos para hacer del bosque un lugar más feliz y seguro para todos sus habitantes.
Y así fue como el pollito valiente y la rana saltarina se convirtieron en ejemplos de solidaridad y compañerismo para todos los seres del bosque encantado. Juntos demostraron que no importa cuán diferentes sean dos amigos, lo importante es tener un corazón generoso dispuesto a tender una pata (o ala) cuando alguien lo necesita.
Y colorín colorado este cuento ha terminado... ¡Por ahora!
FIN.