Los bloques perdidos en el patio



Había una vez en una escuela de Argentina, tres amigos de sala de 5 llamados Martina, Simón y Emilia. Un día, durante el recreo, decidieron jugar con los bloques en el patio. Construyeron un castillo muy alto y colorido, pero cuando llegó la hora de entrar a clases, se dieron cuenta de que habían perdido los bloques. Estaban muy tristes y preocupados, así que decidieron buscarlos por todo el patio.

"¿Dónde creen que puedan estar?", preguntó Martina.

"Quizás los dejamos cerca del tobogán", sugirió Simón.

"¡Vamos a buscar allí!", exclamó Emilia. Los tres amigos corrieron hacia el tobogán, pero no encontraron los bloques. Después de buscar por todos lados, se dieron por vencidos y regresaron al aula.

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Cuando la maestra los vio tristes, les preguntó qué les pasaba. Ellos le contaron lo que había sucedido con los bloques. La maestra les dijo: "A veces, las cosas se pierden, pero lo más importante es cómo reaccionamos ante esa situación. En lugar de sentirnos tristes, debemos pensar en soluciones." Los amigos se sintieron inspirados por las palabras de la maestra y decidieron no rendirse. Entonces, organizaron un plan para buscar los bloques nuevamente. Dividieron el patio en secciones y cada uno buscaría en una parte diferente.

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Después de un rato de búsqueda, Martina encontró los bloques escondidos detrás de un árbol. Los amigos se abrazaron emocionados y regresaron al aula con los bloques recuperados. La maestra los felicitó por su perseverancia y les enseñó que trabajar en equipo y no rendirse nunca es la clave para resolver los problemas. Desde ese día, Martina, Simón y Emilia aprendieron que, ante las dificultades, siempre podían encontrar una solución si seguían adelante juntos.

FIN.

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