Los Burritos y la Cuerda Mágica
Había una vez, en un bonito campo lleno de flores y montañas verdes, dos burritos llamados Bartolo y Bubi. Bartolo era un burrito de color marrón con una gran personalidad; siempre estaba feliz y disfrutaba de la vida. Bubi, por otro lado, era un burrito gris que a veces se ponía un poco celoso y competitivo, especialmente cuando se trataba de comida.
Un día, el gran granjero del campo organizó una competición. El premio era una canasta enorme llena de zanahorias, pasto fresco y ¡sus golosinas favoritas! Bartolo y Bubi estaban muy emocionados, pero también un poco nerviosos. Sin embargo, el granjero les hizo una propuesta: "Si quieren participar, deberán atarse con una cuerda para que aprendan a trabajar juntos."
"¿Trabajar juntos?" - preguntó Bartolo, mirando a Bubi.
"Sí, eso es lo que dijo el granjero" - respondió Bubi, un poco reacio.
Ambos burritos se ataron con una cuerda y comenzaron la competición. Al principio, querían correr en direcciones opuestas y cada uno trataba de llegar a la meta solo. Pero después de varios tropezones y caídas, se dieron cuenta de que eso no funcionaba.
"¿Por qué no intentamos correr a la vez?" - propuso Bartolo, riendo un poco tras un tropezón.
"Es una idea, pero ¿cómo hacemos para que nuestra cuerda no nos limite?" - se preguntó Bubi.
Los burritos decidieron contar hasta tres y correr juntos. Sorprendentemente, la cuerda, en vez de convertirse en un obstáculo, les ayudaba a coordinar sus movimientos. Cuando Bartolo decía —"uno" , Bubi daba un paso adelante, y cuando Bartolo decía —"dos" , Bubi sabía que debía girar al mismo tiempo. Con su esfuerzo mancomunado, ¡los burritos comenzaron a avanzar!
Sin embargo, se encontraron con un gran charco de barro en el camino.
"¡Oh no! ¿Cómo vamos a cruzar esto?" - exclamó Bubi, angustiado.
"¡Hagámoslo juntos!" - afirmó Bartolo. Luego, sin pensarlo dos veces, Bartolo saltó con todas sus fuerzas. Bubi lo siguió de inmediato, y juntos lograron cruzar el charco, aunque salpicaron barro por todas partes. Ambos rieron y disfrutaron del momento, sin importar los charcos.
Pero la competencia se tornó un poco más complicada cuando vieron que otros animales también competían. Había un gallo que cantaba, una vaca que trotaba y hasta un cerdo que rodaba. Todos estaban ansiosos por llegar a la meta, y pronto comenzaron a sentir la presión de la competencia.
"Estamos perdiendo, Bubi" - dijo Bartolo, sintiéndose un poco desanimado.
"No importa, Bartolo. Estoy disfrutando el momento contigo. Aunque perdamos, me alegra que estemos juntos" - respondió Bubi, mirando a su amigo.
Finalmente, después de mucho esfuerzo y cooperación, lograron llegar a la meta. Aunque no fueron los primeros, sí llegaron entre los tres primeros. El granjero, emocionado por su esfuerzo, les entregó a ambos una canasta llena de zanahorias y golosinas.
"¡Lo logramos, Bartolo!" - gritó Bubi, saltando de felicidad.
"¡Sí! Pero no se trata solo de ganar. Se trata de disfrutar juntos, ¿no?" - contestó Bartolo, con una sonrisa radiante.
Los burritos comprendieron que la competencia los había unido. Desde ese día en adelante, siempre compartieron la comida y la felicidad, recordando que colaborar y disfrutar de la compañía del otro era la verdadera recompensa.
Y así, Bartolo y Bubi continuaron viviendo en armonía, disfrutando de sus días juntos en el campo, siempre recordando que la verdadera amistad se basa en el trabajo en equipo, y que a veces, las mejores aventuras vienen de las situaciones más inesperadas.
"¿Te imaginas lo que nos deparará la próxima aventura?" - le preguntó Bartolo a Bubi mientras miraban el horizonte.
"¡Lo mejor que podamos imaginar!" - exclamó Bubi, sonriendo.
Y con ese pensamiento, ambos burritos siguieron compartiendo risas y aventuras, demostrando que la amistad y la colaboración siempre llevan a grandes descubrimientos.
FIN.