Los Cantores del Bosque



Había una vez, en un frondoso bosque lleno de colores y aromas, un grupo de animales cantores que vivían felices, pero en la pobreza. El loro Pedro, la rana Rita, la ardilla Sara y el ruiseñor Rufi compartían un pequeño claro donde cada día se reunían para hacer lo que más les gustaba: cantar.

Un día, mientras ensayaban una nueva canción, el loro Pedro dijo:

- ¡Chicos! ¿Por qué siempre tenemos que cantar aquí y no en el gran escenario del bosque?

La rana Rita, que era un poco más pesimista, respondió:

- Pero Pedro, ese escenario está reservado para los animales ricos y famosos. No tenemos ahorros ni trajes bonitos.

Pero Sara, la ardilla, interrumpió con entusiasmo:

- ¡No necesitamos trajes! ¡Solo necesitamos nuestras voces!

Así que decidieron que se presentarían en el Gran Festival del Bosque, un evento anual donde los mejores artistas de la selva mostraban sus talentos. Se pusieron a practicar todos los días, sin descanso, cada uno aportando su estilo único. Rufi, el ruiseñor, había compuesto una hermosa melodía y todos lo acompañaban con sus voces, creando una armonía maravillosa.

A medida que se acercaba el día del festival, los cuatro amigos sentían cada vez más inseguridad.

- ¿Estamos listos? - preguntó Rufi, con su voz temblorosa.

- Siempre estamos listos, solo tenemos que dar lo mejor de nosotros - dijo Rita, intentando parecer segura.

Finalmente, el día del festival llegó. El claro donde se realizaba el evento estaba repleto de animales pintorescos, desde la elegante tigre Lara hasta el vanidoso pavo real Paco. Todos lucían sus mejores galas. Los cuatro amigos miraban a su alrededor, sintiéndose pequeños y fuera de lugar.

El maestro de ceremonias, un búho sabio y respetado, anunció el comienzo del festival. Los mejores artistas actuaron uno tras otro, y cada vez que un acto terminaba, los aplausos resonaban por todo el bosque. El turno de Pedro, Rita, Sara y Rufi se acercaba. Justo antes de que subieran al escenario, escucharon algunos murmullos.

- Miren a esos pobres animales. ¿Creen que pueden cantar tan bien como nosotros? - Dijo un loro del público.

- Seguro que no - le respondió un gato elegante.- No tienen nada bueno que mostrar.

Las palabras crueles hicieron que los amigos temblaran de nerviosismo, pero decidieron que no dejarían que eso los desanimara. Se dio la señal y subieron al escenario. Los cuatro animales miraron al público lleno de animales ricos y famosos y, por un momento, se sintieron intimidados. Pero Pedro respiró hondo y dijo:

- ¡Vamos, amigos! ¡Demos lo mejor de nosotros!

Comenzaron a cantar la melodía que Rufi había compuesto, y al principio, algunos animales murmullaban y reían. Pero a medida que la canción avanzaba, algo mágico ocurrió. Sus voces se entrelazaron en una armonía tan dulce que los murmullos se convirtieron rápidamente en murmullos de admiración.

- ¡Wow! ¿De dónde vienen esos sonidos?

- ¡Nunca había escuchado algo así!

Los cuatro animales se dieron cuenta de que su autenticidad y su música genuina estaban cautivando al público. La confianza fue creciendo en ellos. Cuando terminaron, el bosque estalló en aplausos. El búho maestro se acercó al escenario, visiblemente impresionado.

- ¡Qué actuación! - exclamó el búho. - Ustedes tienen un talento increíble y han demostrado que lo que importa no son las apariencias, sino lo que hay en el interior.

Esa noche, mientras el bosque celebraba, los cuatro amigos se sintieron más ricos que nunca. No solo habían ganado aplausos y admiración, sino que también habían demostrado que, a pesar de su pobreza, eran capaces de grandes cosas. Con el tiempo, fueron reconocidos como los mejores cantores del bosque, y lo más importante, se ganaron amigos que los amaban por lo que eran.

Así, Pedro, Rita, Sara y Rufi aprendieron que la verdadera riqueza se encuentra en el corazón y en compartir lo que cada uno tiene. Y desde entonces, cada vez que cantaban, lo hacían con más pasión, sabiendo que sus voces eran un tesoro valioso en el bosque.

FIN.

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