Los Capibaras Valientes



En una pequeña aldea situada cerca de un río, vivían unos adorables capibaras. Pero no eran unos capibaras comunes, sino que habían sido transformados en capibaras terroríficos por un mago que vivía en las colinas. Estos capibaras habían adquirido un aspecto imponente, con grandes colmillos y ojos que brillaban en la oscuridad. Sin embargo, aunque su apariencia daba miedo, en su corazón solo albergaban el deseo de ser aceptados y amados.

Un día, se desató el caos en la aldea cuando un grupo de capibaras salió del bosque, buscando comida. Los aldeanos se asustaron y comenzaron a correr en todas direcciones. n

"¡Ayuda! ¡Los capibaras vienen a comernos!" - gritó un niño llamado Nico, escondiéndose detrás de su mamá.

Al ver el terror en los rostros de los aldeanos, un valiente capibara llamado Capi decidió que era momento de cambiar la historia. Capi se acercó a los aldeanos y con una voz suave dijo:

"No venimos a hacerles daño, solo estamos buscando algo para comer. Somos diferentes, pero no debemos ser vistos como monstruos."

Nico, curioso y un poco más valiente, salió de detrás de su mamá y se acercó a Capi.

"¿Qué les pasó? ¿Por qué son tan grandes y aterradores?"

Capi suspiró y miró hacia el bosque.

"Un día, un mago nos convirtió en estos seres. Pero en el fondo, seguimos siendo los mismos capibaras que antes. Solo queremos ser amigos."

Los aldeanos comenzaron a murmurar. Algunos estaban a favor de darle una oportunidad a los capibaras, otros eran escépticos. Entonces, Nico propuso un plan.

"¿Qué tal si organizamos un picnic? Así pueden probar nuestra comida y nosotros conocerlos mejor."

Los capibaras, emocionados por la idea, aceptaron al instante. Así que ese mismo fin de semana, los aldeanos y capibaras se reunieron en el claro del bosque. Trajeron frutas, verduras y una gran manta para disfrutar del picnic.

Al principio, los aldeanos estaban nerviosos, pero a medida que comenzaban a compartir risas y historias, las diferencias se desvanecieron. n

"¡Miren! A Capi le encanta la sandía!" - señaló una niña al ver cómo Capi devoraba la fruta.

Todos se comenzaron a reír.

Sin embargo, mientras todos se divertían, una sombra se cernió sobre el picnic. Era el mago, molesto porque su hechizo estaba rompiéndose.

"¡Qué les pasa a ustedes! ¡No deberían estar tan felices con esos monstruos!"

Capi, después de ver cómo había disfrutado el picnic, decidió enfrentarse al mago.

"No somos monstruos. Solo queremos ser aceptados y demostrar que no hay que juzgar por las apariencias. ¿No querrías ser feliz?"

El mago se quedó inmóvil, sorprendido por la valentía y la sinceridad de Capi.

"No lo había pensado de esa manera..." - murmuró el mago, tocándose la barbilla.

Con el tiempo, el mago se dio cuenta de que su hechizo había causado más dolor que felicidad. Así que decidió romper el hechizo y liberar a los capibaras de su apariencia aterradora. En lugar de colmillos y ojos brillantes, ellos regresaron a ser los adorables capibaras que todos conocían.

Los aldeanos y capibaras celebraron un nuevo comienzo. Desde ese día, la aldea y el bosque se convirtieron en un lugar de amistad y aceptación.

"Conocerse y entenderse es mucho más importante que cómo te ves" - decía siempre Capi, el capibara valiente.

Y así, la historia de los capibaras no se convirtió en una leyenda de terror, sino en un cuento lleno de amistad y superación.

Los aldeanos aprendieron que la verdadera belleza reside en el corazón y que la amistad no tiene nada que ver con la apariencia. Desde entonces, la aldea prosperó, siempre abierta a nuevas amistades y experiencias.

Y cada vez que veían un capibara, sonreían y recordaban la gran lección que aprendieron ese día.

FIN.

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