Los caracoles aventureros



Había una vez en un hermoso jardín, dos caracoles llamados Tomás y Martina, que querían cruzar al otro lado del jardín para visitar a sus amigos pero no sabían cómo hacerlo. Los dos caracoles eran muy lentos y se preocupaban por llegar tarde.

Un día, mientras Tomás y Martina miraban la distancia que tenían que recorrer, vieron a una mariposa llamada María que revoloteaba alegremente de un lado a otro. Tomás gritó: -¡María, María! ¿Nos podrías ayudar a llegar al otro lado del jardín? No sabemos cómo hacerlo!

María se acercó a ellos con una sonrisa y les dijo: -Claro que puedo ayudarlos, aunque ustedes sean lentos, hay maneras creativas de llegar más rápido.

María sugirió: -Podrían subirse a mi espalda y yo los llevaré volando al otro lado. Tomás y Martina se emocionaron con la idea y aceptaron la generosa oferta de la mariposa.

Con cuidado, María les explicó cómo subirse a su espalda y les aseguró que todo estaría bien. Tomás y Martina se subieron con entusiasmo y María desplegó sus alas, elevándose suavemente hacia el otro lado del jardín. Los caracoles se sentían tan felices al volar sobre las flores y sentir el aire fresco que pasaron de la preocupación a la diversión.

Al llegar al otro lado, Tomás y Martina agradecieron efusivamente a María por su amabilidad y astucia. María les recordó que a veces, en la vida, necesitamos la ayuda de otros y que la cooperación y la creatividad nos pueden llevar más lejos de lo que imaginamos.

Animados por su aventura con la mariposa, Tomás y Martina regresaron al jardín con una nueva perspectiva. Decidieron explorar el camino juntos, aprovechando las oportunidades que se les presentaban para avanzar más rápido. Aprendieron a trabajar en equipo, a encontrar soluciones creativas y a disfrutar el viaje sin importar la velocidad. Y desde ese día, los caracoles se convirtieron en los más aventureros del jardín, difundiendo sus conocimientos de cómo lograr sus metas con astucia y cooperación.

FIN.

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