Los Casco de la Imaginación
En un pequeño pueblo llamado Sueñopolis, vivían dos amigos inseparables: Lía y Tomás. Eran conocidos por su curiosidad y su afán por explorar todo lo que la vida tenía para ofrecer. Un día, mientras jugaban en el jardín, encontraron un antiguo cofre de madera ligeramente enterrado bajo un arbusto. Al abrirlo, se dieron cuenta de que contenía dos cascos decorados con colores brillantes y extraños símbolos.
- “¿Qué son estos? ”, preguntó Lía, mirando el casco dorado.
- “No lo sé, pero parecen mágicos”, respondió Tomás, con una sonrisa traviesa.
Sin pensarlo dos veces, se pusieron los cascos. En ese preciso momento, algo increíble sucedió: el jardín se transformó en un mundo lleno de criaturas mágicas, castillos flotantes y ríos de caramelo. Los niños estaban atónitos.
- “¡Mirá ese dragón! ” exclamó Lía, señalando con entusiasmo a una criatura que volaba en círculos.
- “Y ese castillo en el cielo, ¡tenemos que ir allí! ”, respondió Tomás, echando a correr con Lía a su lado.
Mientras los dos amigos exploraban este nuevo mundo, se dieron cuenta de que cada casco les brindaba un poder especial. Lía podía volar mientras llevaba su casco, y Tomás podía hablar con los animales. A medida que recorrían el lugar, hicieron amigos inusuales; un loro llamado Coco y una mariposa llamada Bella.
- “¡Hola! ¡Me llamo Coco! ¿Quieren que les muestre un lugar súper especial? ”, dijo el loro, agitando sus alas.
- “¡Sí! ”, gritaron ambos.
Coco los llevó a una cueva brillante, donde había un lago de cristal que reflejaba los colores del arcoíris. Pero cuando Lía y Tomás intentaron entrar, una nube oscura apareció sobre ellos.
- “¡Alto! ” dijo una voz profunda y grave. Era un enorme troll llamado Gronk, que guardaba la entrada. “Sólo pueden pasar si responden a mi acertijo”.
- “¡Estamos listos! ”, afirmaron Lía y Tomás, emocionados.
Gronk sonrió con malicia y recitó su acertijo:
- “Soy un río dentro de una ciudad,
no soy carne, pero soy un manjar.
¿Qué soy yo? ”.
Lía y Tomás se miraron confundidos. Pensaron y pensaron, pero no se les ocurría la respuesta. Entonces, Lía tuvo una idea.
- “¡La respuesta es ‘salsa’! Es un río de sabores dentro de la comida”.
- “¡Incorrecto! ”, rugió Gronk, “pero un buen intento”.
Tomás recordó que a menudo le gustaba buscar respuestas en su libro de sueños, que siempre guardaba en casa.
- “No podemos rendirnos”, le dijo a Lía. “Si volvemos al pueblo, quizás encontremos la respuesta”.
El tiempo apremiaba, así que decidieron usar sus cascos para volar rápidamente de vuelta. Recogieron el libro, buscaron y buscaron hasta que Lía exclamó:
- “¡Aquí está! ¡Es ‘salsa’! ”
Regresaron a la cueva y le gritaron al troll:
- “¡La respuesta es ‘salsa’! ”
Gronk, sorprendido por su persistencia, sonrió.
- “¡Muy bien! Pueden pasar, pero recuerden, no hay atajos en la vida. La imaginación y la amistad son las mayores aventuras”.
Entraron en la cueva y se sintieron llenos de alegría. Cuando llegaron al lago, se dieron cuenta de que estaban en un lugar donde podían soñar juntos. Los dos amigos decidieron que se convertirían en creadores de cuentos y siempre compartirían su imaginación.
Con el tiempo, la creatividad de Lía y Tomás inspiró a otros a usar sus cascos de la imaginación. Se organizaban encuentros en el pueblo donde los niños compartían historias y exploraban nuevos mundos.
Desde ese día, Lía y Tomás aprendieron que la aventura y la magia siempre estaban disponibles para aquellos que creían en el poder de su propia imaginación.
FIN.