Los cerditos valientes y el volcán feroz


Érase una vez, en un lejano lugar de la cordillera de los Andes, tres cerditos aventureros: Pancho, Juancito y Carlitos. Estos tres hermanitos decidieron construir sus casitas en lo alto de un volcán inactivo.

Creyeron que sería el lugar perfecto para vivir tranquilos y disfrutar de las maravillosas vistas del paisaje. Pancho fue el primero en terminar su casita. Construyó una casa hecha de paja, pensando que sería rápida y fácil de hacer.

Juancito decidió seguir su ejemplo y también construyó su casa con paja. Por último, Carlitos prefirió tomarse más tiempo y esfuerzo para construir una casa sólida con ladrillos.

Un día soleado y tranquilo, mientras los cerditos disfrutaban jugando afuera de sus casitas, algo terrible ocurrió: un lobo malvado llamado Lupín apareció en el volcán. Lupín tenía hambre y vio a los cerditos como su cena perfecta.

Lupín se acercó a la primera casita de paja donde vivía Pancho y dijo con voz amenazante:- ¡Cerdito cerdito! ¡Ábreme la puerta! - No no no - respondió Pancho temblando -. No te dejaré entrar.

El lobo malo sopló fuerte contra la casita de paja e intentó derribarla, pero Pancho logró escapar por poco antes del ataque final del lobo. Asustados pero decididos a protegerse mutuamente, los cerditos corrieron hacia la segunda casita hecha también de paja, donde vivía Juancito. - ¡Cerditos cerditos! ¡Ábranme la puerta! - rugió el lobo con furia.

- No no no - respondieron los cerditos en coro -. No te dejaremos entrar. Lupín sopló con todas sus fuerzas, pero la casita de paja se mantuvo en pie.

Los cerditos lograron escapar una vez más justo antes de que Lupín pudiera atraparlos. Ahora solo quedaba una opción para los cerditos: refugiarse en la sólida casa de Carlitos hecha de ladrillos. Corrieron tan rápido como pudieron y llegaron a salvo a su última esperanza.

- ¡Cerditos cerditos! ¡Ábranme la puerta! - gruñó Lupín enfurecido. Pero esta vez, los cerditos respondieron con valentía:- No no no, lupón desgraciado. No te dejaremos entrar aquí tampoco.

Lupín intentó soplar con todas sus fuerzas, pero los ladrillos eran demasiado fuertes y resistentes. El lobo malvado se dio por vencido y se alejó del volcán derrotado y hambriento. Los tres cerditos aprendieron una gran lección sobre la importancia del trabajo duro y la perseverancia.

Comprendieron que es mejor invertir tiempo y esfuerzo en construir algo sólido y seguro, en lugar de buscar soluciones rápidas e inseguras. Desde aquel día, Pancho, Juancito y Carlitos vivieron felices en su casita del volcán.

Apreciaban cada momento juntos mientras disfrutaban de la belleza de la naturaleza y aprendían nuevas lecciones día a día. Y así, los cerditos demostraron que con determinación y sabiduría, pueden enfrentar cualquier desafío que se les presente en su camino.

Y recuerda, querido lector, siempre es mejor construir tus sueños sobre bases sólidas y resistentes.

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