Los Cerdoburros Valientes



Había una vez en la granja de Abuelo José un cerdito muy curioso llamado Chanchito y un burro llamado Burrito. Un día, mientras paseaban por el campo, comenzaron a hablar sobre sus nombres y los sinónimos que tenían.

- ¿Sabes, Burrito? Me parece divertido que a veces me llamen —"Cochinito"  o —"Marranito" . Son palabras diferentes pero significan lo mismo: ¡un cerdito lindo y rosadito! - dijo Chanchito riendo.

Burrito asintió con la cabeza y añadió: - ¡Es verdad, Chanchito! A mí también me llaman —"Asno"  o —"Jumento" , aunque prefiero mi nombre original. Pero hay algo más interesante aún: podemos matematizar los sinónimos para hacerlo más divertido. Chanchito se emocionó mucho con esa idea.

Ambos se sentaron bajo un árbol y comenzaron a jugar con las palabras. - Muy bien, Chanchito. Vamos a hacer una suma de sinónimos - propuso Burrito-.

Si yo soy un burro y tú eres un cerdito, ¿cómo sería si sumáramos nuestras características? Chanchito pensó por un momento y respondió entusiasmado: -¡Seríamos unos —"Cerdoburros" ! Seríamos mitad cerdo, mitad burro. Ambos amigos rieron imaginándose como Cerdoburros corriendo por la granja de Abuelo José.

Pero de repente, escucharon unos ruidos extraños provenientes del granero. Decidieron ir a investigar qué estaba pasando. Al llegar al granero vieron que las gallinas estaban alborotadas. Parecía que alguien había dejado la puerta abierta y los animales se habían escapado.

- ¡Tenemos que ayudar a Abuelo José a encontrar a las gallinas! - exclamó Chanchito preocupado. Burrito asintió con determinación y dijo: - ¡Vamos, Chanchito! Con nuestras habilidades de Cerdoburros, podremos buscarlas más rápido. Los dos amigos comenzaron su búsqueda por toda la granja.

Chanchito usaba su olfato agudo para seguir el rastro de las gallinas, mientras Burrito utilizaba su fuerza para mover obstáculos en el camino. Después de un largo rato buscando, encontraron a todas las gallinas escondidas detrás del establo.

Las llevaron de regreso al granero y las encerraron nuevamente de forma segura. Abuelo José estaba muy contento con lo ocurrido y les felicitó efusivamente.

- Gracias a ustedes, mis queridos Cerdoburros, he recuperado todas mis gallinitas - dijo Abuelo José emocionado-. Estoy muy orgulloso de ustedes. Chanchito y Burrito sonrieron satisfechos por haber ayudado. Aprendieron que trabajar juntos como equipo era mucho más efectivo que hacerlo solos.

Desde aquel día, Chanchito y Burrito siguieron siendo grandes amigos en la granja de Abuelo José. Siempre recordaban cómo sus nombres y sinónimos los habían llevado a vivir una aventura inolvidable como Cerdoburros.

Y así demostraron que no importa cómo te llames o qué palabras te definan, lo importante es la amistad y el trabajo en equipo para ayudar a los demás. Fin.

FIN.

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