Los chicos de 2º A viajan al sistema solar



Era una mañana soleada en la escuela primaria 'Estrellitas Brillantes', ubicada en el corazón de la ciudad. En el aula de 2º A, el profesor Pablo les había prometido una sorpresa. Todos estaban ansiosos por enterarse de qué se trataba.

"¡Chicos! Hoy vamos a aprender sobre el sistema solar de una manera muy especial", anunció el profesor con una sonrisa.

Los alumnos se miraron intrigados.

"¿Qué nos vas a mostrar, profe?", preguntó Clara, que siempre tenía ganas de saber más.

"Hoy, usaremos esta máquina que encontré en el taller de la escuela", dijo el profesor mientras señalaba un extraño artefacto con luces parpadeantes y botones de colores.

"¿Y eso qué es?", preguntó Juan, que siempre tenía un toque de curiosidad.

"Es un transportador espacial, me dijo el conserje que era un invento de un científico loco. Pero yo creo que puede llevarnos a lugares fascinantes", explicó el profesor.

Los chicos no podían creerlo. Con un grito de alegría, se acercaron al aparato. Después de algunas instrucciones del profesor sobre cómo usarlo, los chicos se dispersaron por el aula, tocando los botones y riendo emocionados.

"¡Vamos a Marte!", gritó Agustín, que siempre soñó con ser astronauta.

"No, ¡Júpiter!", respondieron todos a coro.

Entonces, finalmente decidieron:

"¡A todo el sistema solar!"

"¿Lo activamos?", sugirió Lucía.

El profesor presionó un gran botón rojo y, de repente, un destello de luz llenó el aula. Los chicos se sintieron ligeros como plumas y, en un abrir y cerrar de ojos, se encontraron flotando en el espacio.

"¡Miren! ¡Ahí está el Sol!", gritó Pablo, señalando una inmensa esfera brillante. Todos se acercaron a ver.

"¡Es más grande de lo que imaginaba!", dijo Clara, con los ojos desorbitados.

Decididos a explorar, el grupo se dirigió rápidamente hacia Mercurio. Cuando llegaron, se dieron cuenta de que su superficie era muy caliente.

"Esto es imposible de habitar", concluyó Juan mientras se cubría la cabeza.

"Vamos a Venus, puede ser distinto", sugirió Agustín.

Al llegar a Venus, notaron que el clima era espeso y húmedo.

"Me gusta más el frío de nuestro patio", murmuró Lucía mientras se tocaba la frente.

"De acuerdo, ¡a Marte!", exclamó Clara emocionada.

Marte no defraudó. Los chicos vieron montañas y un paisaje rojizo. Allí, encontraron algo inesperado: una pista de aterrizaje.

"¡Tal vez hay vida!", gritó Agustín al correr hacia la pista.

Cuando llegaron, encontraron un extraño ser con tres ojos y un cuerpo animal.

"¡Hola! Soy Zog", dijo el alienígena en un tono amigable. "¿De dónde vienen?"

"De la Tierra", respondió Juan, sin poder contener su emoción.

"Siempre soñé con conocer a los terrícolas", contó Zog.

"¿Quieres mostrarnos tu planeta?", preguntó Clara.

Zog asintió ansiosamente y los llevó a ver volcanes y cañones marcianos. Los chicos aprendieron sobre la historia de Marte y sus paisajes, sintiéndose como exploradores.

De regreso a la nave, Clara tuvo una idea brillante:

"¿Y si hacemos un intercambio? Yo le puedo enseñar a Zog sobre la Tierra y él nos puede contar sobre Marte. Así todos aprendemos más".

"¡Genial, Clara!", aplaudió el profesor.

Ambos grupos pasaron un rato maravilloso, compartiendo conocimientos y experiencias. Así, el tiempo pasó volando.

"Es hora de regresar", dijo el profesor.

"¡No quiero irme!", lloriqueó Juan, un poco triste.

"No te preocupes. Siempre puedes volver", lo animó Zog.

Los chicos se despidieron de Zog y, tras presionar un botón gigante en el transportador, regresaron a su aula.

"¿Volveremos a viajar?", preguntó Lucía un poco insegura.

"Por supuesto, ¡todas las semanas podemos explorar uno de los planetas!", sugirió el profesor.

"¿Con Zog?", preguntó Agustín "Podemos hacer una videollamada" dijo el profesor con una sonrisa.

Y así, todos juntos comenzaron a planificar su próxima aventura intergaláctica, prometiendo que nunca dejarían de aprender y explorar. Y los sábados, juntos con Zog, organizarían charlas sobre el sistema solar.

Esa fue una hermosa lección: no se trata solo de viajar por el espacio, sino de conectar con otros, aprender y celebrar los maravillosos misterios del universo que nos rodea.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!