Los cinco amigos y el lobo del bosque



Era un hermoso día de primavera y cinco amigos, Tomás, Sofía, Lucas, Valentina y Mateo, decidieron explorar el bosque cercano a su casa. Llevaban consigo una mochila con comida, agua y muchas ganas de vivir una aventura. Al principio, todo fue risas y juegos mientras corrían entre los árboles.

"¡Miren qué grandes son esos árboles!" - dijo Sofía, maravillada por la naturaleza.

"¡Y cuántos bichitos hay!" - gritó Lucas, tratando de atrapar una mariposa.

Sin embargo, mientras jugaban y se divertían, no se dieron cuenta de que se estaban alejando cada vez más de la senda principal del bosque. Cuando decidieron descansar, miraron a su alrededor y se dieron cuenta de que no reconocían el lugar.

"Uh oh, creo que nos perdimos" - declaró Mateo, con un nudo en la garganta.

"No se preocupen, podemos volver por donde vinimos" - intentó tranquilizarlos Valentina, aunque ella misma estaba sorprendida por la situación.

Después de caminar un rato sin rumbo, empezaron a sentir que la noche se acercaba y decidieron que era mejor armar un campamento. Con un poco de esfuerzo, lograron hacer una cama con hojas secas y ramas, y montaron una carpa con una manta que había traído Tomás.

"Esto no es tan difícil, ¿verdad?" - dijo Valentina, mientras ayudaba a sujetar la carpa.

"No, pero estaría mejor si tuviéramos una fogata" - respondió Lucas, mirando cómo caía la tarde.

Justo cuando pensaban que todo iba a salir bien, escucharon un ruido entre los arbustos. Los cinco se miraron con miedo y, poco a poco, algo salió de entre las sombras: ¡un lobo! Era un animal grande y animal, con ojos brillantes que los observaban fijamente.

"¡Corran!" - gritó Sofía, comenzando a moverse hacia el lado opuesto del lobo.

"¡Esperen!" - decía Mateo, intentando hacerlos parar. "No podemos asustarlo, quizás solo tiene hambre."

El lobo, al ver que los chicos estaban tan asustados, se quedó quieto. No quería hacerles daño. Con un gesto de su cabeza, les indicó que lo siguieran. Los niños, aunque inseguros, decidieron que era mejor no huir y siguieron al lobo. Caminando por el bosque, se sorprendieron al darse cuenta de que el lobo los llevaba hacia un claro donde había una pequeña charca de agua. A su alrededor, había muchas frutas y bayas frescas.

"¡Wow! ¡Este lugar es increíble!" - exclamó Lucas, asombrado.

"Miren, hay frutillas y moras. ¡Podemos comer!" - dijo Valentina mientras recogía algunas.

Mientras disfrutaban de su banquete improvisado, el lobo se quedó a su lado, observándolos con curiosidad. Poco a poco, los chicos se dieron cuenta de que el lobo no era lo que ellos pensaban. Empezaron a reír y a jugar con él.

"¿Por qué no lo llamamos Galleta?" - sugirió Tomás, haciendo reír a todos.

"Galleta suena genial, él parece un buen amigo" - dijo Sofía, acariciándolo.

Con el estómago lleno y el miedo disipado, los cinco amigos se sintieron más seguros. Sabían que bajo la luna brillante, todo iba a estar bien. Al final de la noche, decidieron que al día siguiente, Galleta los ayudaría a encontrar el camino de regreso a casa.

En la mañana, el lobo los guió por senderos ocultos y, tras un rato de caminar, llegaron a la orilla del bosque. Los chicos se despidieron de Galleta con abrazos y promesas de volver a visitarlo.

"¡Gracias, Galleta! Eres el mejor amigo que pudimos haber tenido!" - gritó Mateo mientras se alejaban.

"¡Sí! ¡Hasta pronto!" - dijeron todos a la vez.

Cuando finalmente llegaron a sus casas, llenos de historias que contar, supieron que nunca olvidarían su aventura y que, a veces, los amigos pueden aparecer en los lugares más inesperados.

Desde entonces, Tomás, Sofía, Lucas, Valentina y Mateo aprendieron que la amistad no siempre se encuentra entre los humanos, y que cada ser vivo tiene algo especial que ofrecer. Y también, que hay que ser valiente, no sólo para explorar, sino también para conocer y comprender a quienes nos rodean.

Así, con un nuevo amigo en el corazón y una lección aprendida, los cinco amigos siguieron disfrutando de sus aventuras juntos, siempre con el recuerdo de Galleta, el lobo amable del bosque.

FIN.

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