Los Cocodrilos Hambrientos y los Signos Mágicos



En un hermoso río lleno de plantas y flores vivían dos cocodrilos muy hambrientos llamados Coco y Lolo. Cada mañana, mientras el sol brillaba en el agua, Coco y Lolo nadaban hasta la orilla buscando algo rico para comer.

"¡Hoy quiero un gran pez!" - dijo Coco con una sonrisa, mostrando sus afilados dientes.

"Yo prefiero una docena de ranas jugosas, son más ricas" - agregó Lolo, moviendo su cola con entusiasmo.

Un día, mientras exploraban un nuevo lugar, encontraron una gran piedra en forma de rectángulo. En la piedra había dibujados dos signos: uno que parecía una boca abierta .

"¿Qué significan esos signos?" - preguntó Coco, curioso.

Lolo, que era un poco más sabio, respondió:

"Creo que esos signos son mágicos. El que tiene la boca abierta indica que es menos. ¡Debemos aprender a usarlos!".

Ambos estaban muy emocionados, así que decidieron jugar a un juego. Se preguntaron:

"¿Qué es más grande, un pez o una rana?" - preguntó Lolo.

"Creo que un pez es más grande. Entonces diríamos: ¡el pez el cocodrilo!" - respondió Coco, emocionado.

Así, empezaron a pensar en más cosas. Vieron a su amigo el pato que estaba nadando cerca.

"Mirá, el pato es más pequeño que nosotros. Diríamos: ¡el cocodrilo > el pato!" - gritó Lolo.

De repente, un gran pez dorado saltó del agua, haciendo salpicar a Coco y Lolo.

"¡Mirá, un pez gigante!" - gritó Lolo.

"¡Eso tiene que ser un pez < una rana! " dijo Coco, mientras los dos se lanzaban al agua tratando de atraparlo.

Los cocodrilos se zambulleron en el agua, pero el pez dorado era muy rápido. Cada vez que estaban a punto de atraparlo, el pez se escapaba.

- "¡Es más astuto que nosotros! " - jadeó Lolo.

- "Tal vez debamos trabajar juntos." - propuso Coco.

Así que, unieron sus fuerzas. Uno de ellos se quedó en la superficie para asustar al pez mientras el otro se lanzaba desde abajo. Después de varios intentos, lograron atrapar al pez dorado.

- "¡Lo logramos! " - gritaron juntos.

Contentos con su esfuerzo, decidieron que comerían el pez a la hora del almuerzo. Mientras nadaban de regreso, comenzaron a recordar los signos.

- "Hoy aprendimos algo muy especial. Si una cosa es más grande o más pequeña que otra, podemos usar los signos mágicos para decirlo." - dijo Lolo.

"Sí, y si compartimos alimentos, podremos disfrutar más. ¡Incluso podemos usar lo que aprendimos para saber cuántos cocodrilos hay aquí y cuántos peces hay allá!" - agregó Coco.

Al llegar a casa, organizaron una gran fiesta y invitaron a todos sus amigos del río. Juntos, comieron el pez dorado y contaron historias sobre sus aventuras.

"¡Recuerda chicos! El pez el pato!" - exclamó Coco triunfante.

Y así, entre risas y buen comer, no solo saciaron su hambre, sino que también aprendieron a usar los signos mágicos que les ayudarían en muchas más aventuras por venir.

Desde aquel día, Coco y Lolo se convirtieron en los maestros de los signos mayor y menor y siempre recordaron que, cuando trabajaban juntos, ¡nunca había un pez que no pudieran atrapar! De esta manera, los cocodrilos hambrientos también se convirtieron en los cocodrilos más sabios del río.

FIN.

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