Los colores de la amistad


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Arcoiris, un grupo de niños muy especiales. Ellos eran Mateo, Sofía, Tomás y Valentina, quienes tenían algo en común: todos tenían autismo.

Un día, mientras jugaban en el parque, llegó un nuevo niño al pueblo. Se llamaba Lucas y estaba un poco nervioso por conocer a los demás niños. Al principio, se mantuvo alejado observando cómo jugaban los demás.

Mateo, que era muy amigable, se acercó a Lucas y le dijo: "-¡Hola! ¿Quieres jugar con nosotros?" Lucas asintió tímidamente y comenzó a interactuar con los demás niños. Pronto descubrieron que a Lucas le gustaba mucho dibujar y que tenía una habilidad especial para memorizar números.

Los días pasaron y el grupo de amigos se volvió inseparable. Juntos exploraban el bosque cercano al pueblo, construían casitas en los árboles y organizaban divertidos picnics.

Aunque cada uno de ellos tenía sus particularidades debido al autismo, encontraron la manera de complementarse y ayudarse mutuamente. Un día, mientras jugaban cerca del río, escucharon unos sonidos extraños provenientes del agua. Se acercaron con curiosidad y descubrieron que un pajarito había caído al río y no podía salir.

Los niños sintieron empatía por el animalito indefenso e inmediatamente buscaron la forma de rescatarlo. Valentina sugirió hacer una cadena humana para llegar hasta donde estaba el pajarito.

Tomás utilizó su increíble memoria espacial para recordar el camino de regreso si se perdían en el bosque. Sofía animó al grupo con su optimismo y les recordó lo importante que era ayudar a los seres vivos necesitados. Gracias a la colaboración entre todos lograron rescatar al pajarito sano y salvo.

Estaban felices de haber trabajado juntos como un equipo para lograr algo tan importante. Esa noche, en la plaza del pueblo, organizaron una pequeña celebración para festejar su valentía y solidaridad.

Todos los habitantes del pueblo se sumaron a la fiesta e incluso algunos trajeron comida para compartir. Lucas miraba emocionado a sus nuevos amigos y les dijo: "-Gracias por aceptarme tal como soy.

" Los demás niños sonrieron cálidamente y Mateo respondió: "-En este grupo todos somos diferentes pero juntos hacemos cosas increíbles. "Desde ese día, los cinco amigos siguieron creciendo juntos en Arcoiris, demostrando que la verdadera magia está en aceptarnos unos a otros tal como somos y trabajar juntos para alcanzar grandes cosas.

Dirección del Cuentito copiada!