Los Colores de la Amistad
En un pequeño pueblo llamado Coloria, donde los colores brillaban más que en cualquier otro lugar, había cinco amigos muy especiales: Luz, Río, Fuego, Verde y Nube. Cada uno de ellos tenía un color único que los hacía brillar aún más.
Luz era de un brillante amarillo, siempre iluminando el camino de sus amigos. Río, de un profundo azul, traía calma y serenidad. Fuego, el apasionado de color rojo, siempre estaba lleno de energía y alegría. Verde, con su fresco verde esmeralda, traía la vida y la naturaleza a su alrededor. Por último, Nube era de un suave gris, que representaba la tranquilidad y el apoyo incondicional.
Un día, mientras jugaban en el parque, decidieron hacer una competencia para ver quién podía hacer el dibujo más hermoso utilizando sus colores. Todos estaban emocionados y comenzaron a trabajar.
"¡Miren lo que hago!", gritó Fuego, pintando un paisaje vibrante con llamas de colores.
"¡Eso está genial, Fuego! Pero yo estoy haciendo un río sereno con paisajes de montañas", dijo Río, orgulloso de su creación.
"Yo estoy plantando flores de todos los colores sobre mi campo verde", agregó Verde.
"Y yo voy a dibujar un sol radiante", comentó Luz, sonriendo con alegría.
"Yo haré una nube suave que cubra todo", dijo Nube, un poco tímido.
Sin embargo, a medida que avanzaba la tarde, comenzaron las comparaciones. Fuego se sentía resentido al ver el tranquilo río de Río y el hermoso campo de flores de Verde.
"¡Mis llamas son más emocionantes que su río tranquilo!", exclamó Fuego, cruzándose de brazos.
"Pero el río tiene su propia belleza, Fuego!", respondió Luz.
"¿Por qué todos tienen que admirar solo tu fuego y no mis flores?", preguntó Verde, sintiéndose excluido.
"A mí tampoco me ven. Solo miran sus colores brillantes", suspiró Nube.
La competencia de colores, que había comenzado como un juego divertido, ahora los tenía divididos. Cada uno comenzó a trabajar en su obra en silencio, sintiendo celos y tristeza.
Al caer la tarde, se dieron cuenta de que estaban todos distantes y tristes. Luz, con su gran corazón, propuso algo.
"Chicos, empecemos de nuevo, pero esta vez trabajemos juntos. ¡Hagamos un mural que celebre nuestros colores!"
"Sí, ¡eso suena divertido!", dijo Río, olvidando la competencia.
"Vamos a combinar nuestras ideas!", añadió Verde, emocionado.
"Podemos hacer un fuego que ilumine el río y las flores!", propuso Fuego.
"Y yo puedo dibujar nubes que sumen tranquilidad a la escena", dijo Nube, sintiéndose valorado.
Se pusieron de acuerdo y comenzaron a trabajar juntos. Fuego pintó llamas que danzaban alrededor del río, que Río hizo aún más hermoso con su enfoque tranquilo. Verde agregó flores que rodeaban el mural, completando el paisaje con alegría. Luz iluminó toda la obra con su color radiante, mientras que Nube añadió detalles suaves y acogedores.
Poco a poco, el mural fue tomando vida y se convirtió en una obra maestra llena de colores y energía. Al final, se dieron cuenta de que cada uno de sus colores era valioso y hermoso, y que, juntos, creaban algo aún más impresionante.
"¡Miren lo que hicimos!", gritó Luz.
"¡Esto es maravilloso!", exclamó Río.
"Nunca hubiera imaginado que nuestras diferencias nos harían tan fuertes", dijo Verde.
"Sí, ¡somos un gran equipo!", agregó Fuego.
"Y juntos brillamos aún más!", concluyó Nube con una sonrisa.
Desde ese día, los cinco amigos aprendieron a celebrar sus diferencias y a dar valor a la singularidad de cada uno, entendiendo que la verdadera amistad se encuentra en la aceptación y en el trabajo en equipo. Y Coloria siguió siendo el lugar donde los colores no solo brillaban, sino que también formaban un bello y armónico paisaje lleno de risas y diversión.
Así, Luz, Río, Fuego, Verde y Nube descubrieron que sus identidades eran únicas y valiosas, y que al aceptarse y celebrar sus diferencias, su amistad se volvía cada vez más fuerte y colorida.
FIN.