Los Colores de la Emoción



Era una hermosa mañana en el pueblo de Arcoíris. En una casa pintada de mil colores, vivía la familia Colores: papá Amarillo, mamá Azul y su hijo más pequeño, el pequeño Rojito. A todos les encantaba pintar y crear, pero sobre todo, les gustaba compartir sus emociones a través de sus obras de arte.

Un día, Rojito, muy entusiasmado, entró corriendo al estudio de su papá.

"¡Papá, quiero pintar algo increíble!" - dijo con la voz llena de energía.

"¡Qué bien, Rojito! Pero, ¿qué emoción vas a plasmar en tu pintura?" - preguntó papá Amarillo, mientras mezclaba colores en su paleta.

Rojito pensó un momento y contestó:

"La alegría, porque hoy me siento muy feliz."

"Entonces, ¡usa mucho amarillo!" - sugirió papá Amarillo con una sonrisa, pues el amarillo era el color de la felicidad.

Mientras Rojito pintaba, mamá Azul entró al estudio, con un lienzo bajo el brazo.

"¿Qué estás pintando, Rojito?" - preguntó curiosa.

"Voy a pintar la alegría", respondió el pequeño.

"Es maravilloso, mi amor. Pero ¿y si te animás a añadir un poco de azul?" - sugirió mamá.

"¿Azul? ¿Pero eso no es melancólico?" - preguntó Rojito confundido.

"No necesariamente. El azul también puede transmitir calma y confianza. Las emociones pueden entrelazarse y coexistir. ¡Intentalo!" - dijo mamá Azul.

Rojito decidió probarlo. Mientras lo hacía, su amigo el Pajarito vino a visitarlo por la ventana.

"¡Hola, Rojito! ¿Qué estás pintando hoy?" - preguntó el Pajarito, posándose en el alféizar.

"Estoy pintando los colores de la alegría, pero ahora mamá me dijo que también use azul", contestó Rojito.

"¡Eso suena genial! Yo quiero probar también. ¿Te puedo ayudar?" - dijo el Pajarito emocionado.

Rojito asintió y juntos comenzaron a mezclar colores en una gran paleta. Sin embargo, de repente, un fuerte viento pasó volando, llevando consigo hojas y objetos de la mesa. Todo comenzó a moverse y el Pajarito tuvo que aferrarse a la ventana.

"¡Oh, no! ¡Todo se está volando!" - exclamó Rojito con ojos grandes.

"No te preocupes, Rojito. Aprovecharé para volar y ayudarte a recoger lo que se fue. ¡Cuando regrese, seguiremos pintando!" - dijo el Pajarito, decidido.

Rojito observó cómo su amigo volaba y pensó en lo importante que era su ayuda. En ese momento, sintió un poco de tristeza porque se habían desviado de la idea inicial de pintar.

"Esto me hace sentir un poco melancólico... pero también emocionado por crear algo nuevo" - se dijo a sí mismo.

Mientras tanto, el Pajarito regresó con todos los materiales que había volado.

"¡Lo logré! ¡Aquí tienes todo de nuevo!" - dijo el Pajarito, feliz.

Rojito, después de ver la alegría transformada en emociones, exclamó:

"¡Gracias! Ahora sé que puedo pintar la alegría, la calma y la tristeza en un solo lugar. ¡Colores y emociones pueden convivir!"

Juntos, el Pajarito y Rojito pintaron la pared con un arcoíris deslumbrante, donde cada color representaba diferentes emociones: amarillos radiantes, azules tranquilos, y también tonos oscuros que representaban la melancolía, pero que juntos creaban una obra maestra.

Cuando la pintura terminó, llegaron papá Amarillo y mamá Azul, sorprendidos por el resultado.

"¡Es hermoso el trabajo que hicieron!" - dijo mamá Azul con lágrimas de alegría.

"Este cuadro representa lo que somos, nuestras emociones tan variadas como nuetro arte. ¡Qué bien que hayan explorado juntos!" - comentó papá Amarillo, orgulloso de su hijo.

Y así, la familia Colores aprendió que cada emoción, buena o mala, tiene su lugar y que juntas crean una hermosa historia. Así, el pequeño Rojito entendió que a veces, las mejores creaciones surgen de la mezcla de colores y sentimientos. Desde ese día, Rojito y el Pajarito se convirtieron en los mejores artistas del pueblo, celebrando la importancia de compartir emociones a través del arte.

FIN.

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