Los colores de la Felicidad
En un pequeño pueblo llamado Colorín, todo era gris y triste. Pero eso cambió cuando una alegra mariposa llamada Felicity llegó a volar por allí.
Felicity era una mariposa de colores brillantes: amarillo, azul, rojo y verde. Cada vez que movía sus alas, un destello de colores iluminaba el aire. Su llegada atrajo la atención de todos los habitantes del pueblo.
Un día, Felicity decidió hacer algo especial. Voló sobre la plaza y se posó en el hombro de un niño llamado Pepi.
"Hola, Pepi!" - dijo Felicity con su voz suave. "¿Sabías que la felicidad se puede transformar en colores?"
"¿Colores?" - preguntó Pepi, con los ojos llenos de curiosidad. "Nunca había escuchado eso. ¿Cómo se hace?"
"Es fácil, simplemente hay que compartir lo que tenemos y hacer sonreír a los demás!" - respondió Felicity.
Pepi se emocionó y decidió llevar a Felicity a su escuela. Al llegar, les dijo a sus amigos:
"Chicos, ¡conozcan a Felicity! Nos enseñará a ser felices!"
Los amigos de Pepi estaban sorprendidos, pero también intrigados.
"¿Cómo podemos hacer eso?" - preguntó Lila, una niña tímida del grupo.
"Con cada risa que compartan, con cada abrazo que den, y con cada acto de bondad, los colores de la felicidad aparecerán" - explicó Felicity mientras revoloteaba alrededor de ellos.
Y así, Pepi y sus amigos comenzaron a practicar la felicidad. Primero hicieron una actividad donde compartieron su almuerzo. Lila dio su sándwich de palta (que le encantaba) a un compañero que no tenía comida.
"¡Mirá!" - dijo Felicity. "Ya hay un destello de felicidad, ¡un color amarillo brillante!"
Los niños sonrieron y se sintieron cálidos en el corazón. Luego, comenzaron a ayudar a una anciana del barrio.
"¡Gracias, chicos!" - dijo la anciana mientras les ofrecía galletitas caseras. "Ustedes son como un rayo de sol en mi vida."
Felicity lanzó un giro en el aire.
"¡Ahora ven, el color ha cambiado a un hermoso azul!"
Los niños se reían y corrían, sintiendo esa magia en el aire. Sin embargo, algo inesperado sucedió.
El clima se tornó nublado y una fuerte lluvia comenzó a caer.
"Oh no, Felicity!" - gritó Pepi, con miedo de que su jornada de felicidad se arruinara. "¡Nos mojaremos y no podremos seguir ayudando!"
"No te preocupes, Pepi. A veces, la lluvia trae colores nuevos también" - contestó Felicity.
Siguieron jugando bajo la lluvia, corriendo en círculos y saltando en los charcos.
"¡Esto es divertido!" - exclamó Lila mientras se reía.
Entonces, Pepi tuvo una gran idea.
"¡Vamos a cantar!" - les dijo a todos.
Juntos comenzaron a cantar una canción alegre sobre las gotas de lluvia y cómo hacían crecer las flores. Felicity, al escuchar su canto, dio un saltito de alegría.
"¡Miren!" - dijo. "¡El cielo está llenándose de colores!"
Y así fue: un hermoso arcoíris apareció en el cielo.
La lluvia paró y todos miraron hacia arriba. No podían creer lo que veían. Cada color del arcoíris era un símbolo de la felicidad que habían compartido ese día.
"¡Es hermoso!" - dijo Lila, con lágrimas en los ojos.
"Sí, y todo gracias a la felicidad que compartimos entre nosotros" - sonrió Felicity.
Desde ese día, Colorín dejó de ser un pueblo gris. Los habitantes aprendieron a compartir, a ayudar, a jugar y a reír juntos.
Felicity, la mariposa feliz, siempre estaba cerca, recordándoles que la felicidad nunca sale de moda, y que su luz puede iluminar incluso los días más oscuros.
Cada vez que un niño en el pueblo hacía algo bueno, una ráfaga de mis colores bríos iluminaba el día.
"Gracias, Felicity. ¡Que nunca falte la felicidad en Colorín!" - gritaron todos mientras la mariposa alzaba el vuelo hacia el cielo.
Desde ese día, Colorín siempre fue un lugar lleno de alegría y color, donde cada corazón brillaba con un destello de amor, amabilidad y felicidad.
FIN.