Los Colores de la Mente
En una universidad colorida y llena de actividades, había un grupo de estudiantes muy distintos entre sí. Cada uno traía de su casa distintas costumbres y pasiones. Sin embargo, algo que tenían en común era que a veces se sentían abrumados por el estudio y las exigencias.
Un día, mientras todos estaban en el café de la universidad, Sofía, una estudiante de diseño gráfico, notó que sus amigos se mostraban cansados y preocupados.
"¿Chicos, por qué siempre están tan estresados?" - les preguntó con curiosidad.
"Es que tenemos muchas cosas que estudiar y pocas horas en el día" - contestó Lucas, un estudiante de ingeniería.
Mariana, quien estudiaba medicina, añadió: "Sí, y siempre hay presión para obtener buenas notas. A veces siento que no puedo más."
Sofía pensó que era el momento adecuado para hacer algo. Así que les propuso:
"¿Y si organizamos una jornada de 'Colores de la Mente'? Podríamos hacer actividades divertidas, hablar sobre cómo nos sentimos y hacer un descanso de la rutina."
Los chicos se miraron entre sí, un poco sorprendidos, pero al final acordaron que era una buena idea.
A la semana siguiente, en el jardín de la universidad, Sofía colgó globos de colores que simbolizaban las emociones de cada uno.
"Cada color representa algo. ¿Qué tal si elegimos un color y compartimos algo sobre cómo nos sentimos?" - sugirió.
Lucas, que había elegido el color rojo, dijo: "Me siento frustrado muchas veces cuando las cosas no salen como espero."
Mariana, con un globo azul, dijo: "A veces me siento sola a pesar de estar rodeada de gente."
Cuando llegó el turno de Sofía, tomó un globo amarillo y afirmó: "Yo siento que la creatividad me ayuda a superar momentos difíciles. Cuando dibujo, me olvido de todo."
Conforme la jornada avanzaba, los chicos fueron dejando sus penas y compartiendo risas. Un estudiante de filosofía sugirió un juego.
"¿Qué tal si hacemos una lluvia de ideas de actividades que nos hagan sentir mejor?" - propuso.
Cada uno mencionó algo que lo hacía feliz. Desde dar una vuelta en bicicleta hasta hacer una obra de teatro improvisada. Y así, surgieron ideas divertidas que mantuvieron el espíritu del grupo muy animado.
Luego, en medio de la actividad, un grupo de estudiantes se acercó para unirse. Se trataba de alumnos de distintas carreras que habían escuchado la música y las risas.
"¿Podemos unirnos a ustedes?" - preguntó una estudiante de economía.
Sofía sonrió y dijo: "¡Claro! Cuantos más somos, mejor."
El grupo agradeció a Sofía por la increíble iniciativa y decidieron hacer de 'Colores de la Mente' una actividad mensual.
Con el paso del tiempo, los estudiantes entendieron que hablar sobre sus pensamientos y sentimientos era importante. Se dieron cuenta de que no estaban solos y que siempre podían contar con sus compañeros.
Así fue como, en esa universidad llena de talentos, se formó una comunidad unida. Los estudiantes aprendieron a cuidarse a sí mismos, a escuchar a los demás, y sobre todo, a valorar la salud mental como parte fundamental de su vida. Cada color en el jardín representaba no sólo una emoción, sino también el apoyo y la amistad que podían dar y recibir. Las risas y los diálogos fueron siempre una mezcla de colores vibrantes, porque entendieron que cuidar de su mente era tan importante como estudiar para sus futuros.
"Los Colores de la Mente" se convirtió en símbolo de fuerza y alegría, y esa universidad nunca volvió a ser la misma. Todos aprendieron que, al final del día, la salud mental es tan vital como cualquier otra cosa, y que está bien pedir ayuda y compartir nuestras historias.
FIN.